Octubre de 1999: los Clash en retrospectiva

El 4 de octubre de 1999 se publicó el primer disco en vivo oficial de los Clash, From Here to Eternity Live, acompañado en el Reino Unido con la proyección de Westway to the World.

El 4 de octubre de 1999 se publicó el primer disco en vivo oficial de los ClashFrom Here to Eternity Live, acompañado en el Reino Unido con la proyección de Westway to the World, el cautivante documental de Don Letts sobre la banda y poco después, en enero de 2000, la remasterización y relanzamiento del catálogo de los Clash a través de Epic.

Los fans se devoraron From Here to Eternity. Los Clash eran reconocidos con justicia por sus pasionales shows en vivo, pero no había ningún registro, fuera de un par de temas sueltos.

Epic improvisó un lanzamiento que seleccionó temas en vivo de todas las eras de los Clash, pero ordenados cronológicamente. El problema, es que mientras que la lista iba en orden cronológico, las grabaciones no. El tema inicial es “Complete control” de los shows de 1981 en el Bond [New York]; no de la época original, 1977. Pero después, el disco salta a una grabación de “London’s burning” de 1978.

Los Clash crecieron décadas en años y en el ’81 eran una banda extremadamente distinta que en el ’78. Así que, a pesar de tener canciones de la misma época juntas, la banda suena drásticamente distinta entre tema y tema. Individualmente, las grabaciones son buenas y en el caso de temas como “London’s burning”, “What’s my name” y “City of the dead”, la banda está mega-acelerada y hace volar el techo. Pero como saltamos de época en época, el material nunca toma envión, porque parece tener que establecer un rostro nuevo en cada tema. Quizás al tanto de eso, pocos años después, los ejecutivos de Epic publicarían un disco en vivo de un solo show de los Clash: Live at Shea Stadium.

Ya que los famosos shows del Bond están representados en Eternity, ¿por qué no publicaron simplemente el repertorio completo de Bond? ¿Y dónde está el disco de los increíbles shows del ’78 que se escuchan? ¿Dónde está la grabación en vivo de la época de London Calling? ¿Y algo del ’77? Este material demuestra que existen. Pero, ¿por qué las mantienen bajo siete llaves? Ese diseño astuto solo puede haber sido forjado por la antes enorme industria discográfica.

En cuanto al documental, se estrenó en el zaparrastroso pero pintoresco cine Coronet de Notting Hill (Londres), y asistieron Joe Strummer, Mick Jones y Paul Simonon.

Joe, Mick y Paul en el estreno de Westway to the World. Foto de Dave Benett.

Strummer y sus excompañeros participaron voluntariosamente de todas las retrospectivas clasheras en los medios, generando expectativas sobre una inminente reunión. Pero él le contó a la Rolling Stone que, si bien esa movida los pararía económicamente de por vida, se preguntaba: “‘¿surgiría buena música? ¿grabaríamos un disco copado?’ Mientras siga trajinando y haciendo cosas realmente interesantes con los Mescaleros, siento que lo que hago se justifica. Me di cuenta de que guardé lo mejor para el último, y es una maniobra genial. Pero la hice por accidente. En vez de hartarme antes, tomarme un descanso no fue para nada una mala idea. Cuando se separaron los Clash, medio que se vino todo abajo, y capaz que eso fue bastante bueno para mi talento musical”.

Sobre Westway to the World, Don Letts explicó:

-Creé un plano del rock, para mostrarle a la gente cómo se arma una banda y cómo hace algo que tiene un efecto verdadero… una onda “prohibido olvidar”.

Westway to the World fue concebida como una herramienta muy poco punk para ayudar a promocionar el catálogo de los Clash y el esperadísimo disco póstumo en vivo From Here to Eternity, pero hubo un pequeño problema:

-No había cuatro chabones preparados para ir y promocionar todo ese catálogo -dijo Letts-. No eran vendedores. Los Clash eran auténticos.

La banda se había mantenido específicamente en silencio con respecto a su historia y su desordenada separación en 1983, y dependió de Letts (el historiador no oficial que siguió a la banda con su cámara desde su comienzo) juntar las palabras finales de los integrantes. Es posible que si él no hubiera estado al timón del proyecto, la banda no se habría sentado a dar entrevistas (algunas de hasta 11 horas), ni hubieran sido tan honestos.

Una porción considerable de la película está dedicada a los días pre-punk y a la formación del grupo, pero hay muchas imágenes en vivo que abarcan la trayectoria de la banda, capturadas por la propia lente de Letts, un afro-británico que estuvo en el epicentro del ambiente pre-punk de Londres, como vendedor de ropa y amante del reggae. Sus pantalones de sadomasoquismo y sus “amigos pelados” fueron la inspiración para la canción de Bob Marley “Punky reggae party”.

Como musicalizador del Roxy, un lugar de reunión para el ambiente punk naciente a fines de los ’70, Letts pinchaba reggae mientras apuntaba su cámara a los músicos y artistas de clase obrera -entre ellos, futuros integrantes de The Clash, Public Image, Siouxsie and the Banshees y The Slits– que movían el esqueleto con los sonidos dub del under. Más adelante haría los videos de los Clash y luego se convirtió en un requerido documentalista de la televisión inglesa. También entró a la banda de Mick Jones posterior a los Clash, Big Audio Dynamite.

Tal vez lo que haga más convincente a la película de Letts, es que también sea su propia historia:

-Todo el trasfondo y el ambiente en el que se criaron, también es el mío.

Letts sostiene que aunque no es un fenómeno nuevo que los rockeros blancos tomen prestada música negra, los Clash eran distintos:

-Ellos no se influenciaron con gente que estaba a 5.000 kilómetros. Ellos se criaron con esa gente. El hecho de que se dieran cuenta de que podían decir cosas como un reportaje musical, viene de escuchar discos viejos de reggae.

Con motivo de los lanzamientos, el diario The Guardian le pidió un texto sobre los Clash a Jon Savage, autor del libro más importante de historia punk, England’s Dreaming. El escritor comentó:

“Después de la gira de reunión de los Sex Pistols, hace tres años [1996], viene otra cápsula de tiempo punk: una lavada de cara a los Clash, con un catálogo remasterizado, un disco en vivo compilado recientemente y un documental con entrevistas nuevas e imágenes inéditas, de su amigo y colaborador histórico, Don Letts. Es difícil saber qué opinarán los jóvenes de hoy, si es que opinan algo. Pero para aquellos que participaron en esos años, este revisionismo de perfil alto, abre una caja de Pandora de emociones.

Lo primero que hace falta decir, es que la leyenda de los Clash es merecida. Hasta 1978, donde empieza el disco From Here to Eternity, su sonido en vivo era espantoso en términos estrictos: sacrificaban una interpretación precisa ante la intensidad del momento. La idea era que el punk rock era nuevo y el trueno metálico de los Clash se alimentaba con el modo preferido de ese entonces: la sobrecarga, que no se traduce en un disco en vivo aceptable para el mercado de hoy. Tenías que estar ahí para experimentar la distorsión como ambiente; una simulación auditiva del caos, donde podía pasar cualquier cosa.

Los Clash alguna vez importaron, pero ahora son historia digital. Su reaparición abre heridas viejas, recuerdos de conflictos viejos. En mis estados anímicos más oscuros, no puedo evitar pensar que cualquiera de esas imágenes icónicas de Pennie Smith fácilmente podrían salir en la tapa de la revista masculina Loaded. Un machismo mítico a la par, digamos, de aquella foto del Rat Pack [Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Jr., Peter Lawford, y Joey Bishop] en Las Vegas. Por otra parte, su pasión hace que casi cualquier grupo de rock actual parezca ridículo. Si surge algo útil de esta extravagancia mediática, sería el hecho de destacar la escasez de músicos blancos que estén preparados para proyectarse al mundo, escribiendo simple y empáticamente sobre lo que ven”.

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Texto traducido y armado por Lepo con extractos de Fred Mills, John Gentile, NME.com, TheGuardian.com y RollingStone.com .

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