‘Spirit of St. Louis’: el disco perdido de los Clash

Abarcando una sopa de géneros, Sandinista! desconcertó a muchos. Lo que no es muy conocido, es que el disco triple en realidad podría haber sido cuádruple.

Texto de Lepo basado en escritos de Pat Gilbert, Chris Salewicz y Damien Love.

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Abarcando el dub, el funk, el hip-hop, el Nortern soul, el rockabilly, el jazz, el disco, el folk, el gospel, la música del sudeste de Estados Unidos, el rock y una sopa de géneros sin etiquetas, Sandinista! desconcertó a muchos. Lo que no es muy conocido, es que el disco triple en realidad podría haber sido cuádruple.

Hacia fines de 1980, las sesiones de Sandinista! se mezclaron con la grabación de Don’t follow me, el disco debut de Pearl Harbour and the Explosions para Warner. El grupo que acompañaba a la novia de Paul Simonon, estaba formado por él, su hermano Nick, y Nigel Dixon de Whirlwind. En esa época, Joe Strummer también produjo a The Little Roosters; unos clones de Small Faces, representados por Cliff Cooper. Cooper le había pedido a Joe que les produjera el primer disco, y llegó a un arreglo financiero inusual: en vez de recibir un pago, Joe tendría todos los gastos pagos para los exhaustivos trabajos dentales necesarios para reconstruir el sitio postapocalíptico bombardeado en su boca.

A fines de septiembre, estaba claro que había material suficiente para sacar al menos un disco doble. En un acto de bravuconería, los Clash decidieron que querían publicar Sandinista! como triple.

Inmediatamente después de que el grupo terminara de trabajar en Sandinista!, se pusieron a hacer un disco con la estadounidense Ellen Foley.

A la distancia, Foley parece no encajar del todo en el plantel de los Clash como cara visible de un disco en el que efectivamente adoptaron el disfraz de banda de acompañamiento. A esa altura, ella era más conocida como la vocalista que intercambiaba versos con Meat Loaf en “Paradise by the dashboard light”; uno de los hits de Bat Out Of Hell, que se devoró al mundo en 1977.

Pero en el amanecer de los ’80, Foley tenía una conexión muy directa con el cuartel Clash: salía con el guitarrista y compositor Mick Jones, que se dedicó de lleno a la tarea de hacer un disco para ella por verdadero entusiasmo y amor al arte, involucrando a su banda. De los 12 temas del disco, seis son composiciones nuevas de Strummer y Jones, escritas específicamente para el proyecto, y tres compuestas por Tymon Dogg. Fue producido por Mick Jones en Wessex y trabajaron los mismos de siempre: en Spirit of St. Louis tocaron todos los Clash, Tymon Dogg y los Blockheads Mickey Gallagher, Norman Watt-Roy y Davey Payne. Fue mezclado por Bill Price [fallecido en 2016].

El 1 de noviembre de 1980, hicieron una presentación en los estudios Wessex de los discos de Pearl y Ellen, más Sandinista! completo.

Elen Folley y Mick Jones (1981).

Si en Sandinista! los Clash se aventuraron cada vez más lejos de su casilla punk recetada, The Spirit of St. Louis los ve deambular de nuevo hacia otros rumbos, probando texturas más suaves.

El tema de apertura, “The shuttered palace”, mezcla influencias latinas y folk, con baladas pop al estilo Jacques Brel: guitarras acústicas, flautas y campanitas, extrayendo una veta de drama cálido, suave y abundante que adelanta la banda sonora que Joe Strummer compondría en 1989 para la película Walker.

Con Jones haciendo coros estridentes, “Torchlight” es la clásica pregunta-respuesta de los Clash, mientras que si reemplazás la voz de Foley por la de Strummer, “MPH” se convierte en un tema huérfano de London Calling. En “Theatre of cruelty”, tenés un vistazo de los Clash viviendo su vida secreta como admiradores de ABBA.

Los Clash la jugaron de misteriosos en The Spirit of St Louis: figuran en las anotaciones de la funda solamente como Mick, Joe, Paul y Topper; y quizás, como consecuencia, el disco se publicó en 1981 y desapareció. Hay fans de los Clash que nunca lo escucharon, aunque escucharon a Foley cantando con el grupo en el tema de Sandinista!Hitsville UK“, y la deben conocer como la inspiración para que Jones luego escribiera “Should I stay or should I go”.

Pero The Spirit of St. Louis merece ser redescubierto cada tanto. Uno de los aspectos más fascinantes del disco, es que ofrece la oportunidad de escuchar a los Clash componiendo y tocando libres de la presión de ser The Clash. Es el hermano de Sandinista!

Ellen Foley habló de sus recuerdos:

-¿Cómo te enganchaste con Mick Jones?

-Yo estaba actuando en Londres y lo conocí un par de días antes en el boliche en el cual yo iba a actuar y… eso fue todo, prácticamente. Estuvimos juntos como dos años y medio y en algún punto de ese trayecto yo estuve en el sello Epic y necesitaba un segundo disco. Y quería estar con Mick; y él y los chabones simplemente se ofrecieron a hacer el disco conmigo y reclutaron a toda su gente para hacerlo.

-¿Hablaste mucho sobre el tipo de disco que querías hacer? Es bastante distinto al primero, Night Out, de 1979.

-Sí. Fue en la época que estuve allá en Gran Bretaña. Pasé de un disco muy estadounidense a uno muy europeo. Me influyó el entorno, la gente con la que me juntaba, y la relación. Mick era onda anti-música estadounidense; o anti-cierto tipo de música estadounidense. O sea, para Mick, [el compositor del disco de Meat Loaf] Jim Steinman era el Diablo. Y yo venía de eso. Y creo que Mick estaba muy interesado en presentarme de una manera distinta, porque yo medio que me reflejaba en él.

-¿Hablaron de alguna influencia específica?

-Bueno, en ese momento, ambos estábamos muy copados con Edith Piaf. El otro día estuve repasando discos viejos y encontré unos 12 discos de Edith Piaf que adquirí en aquella época. ¡Creo que pensé que iba a ser la Edith Piaf anglo-estadounidense! La idea fue que fuera una especie de disco de cabaret moderno.

-Salió como disco solista de Ellen Foley, pero es justo decir que fue una colaboración entre vos y Mick.

-Oh, sí, tal cual. En realidad, una colaboración con Mick, Joe… y Bill Price. Él tuvo un papel muy grande en la realización de ese disco. Bill fue más que un técnico. Tuvo un gran papel en la parte técnica y musical. Pero fue como que todos hicieron todo extremadamente espontáneo. Los Clash hacían así sus discos; al menos al principio. Aunque al mismo tiempo, eran muy meticulosos. Había una especie de paradoja en su manera de trabajar. Bill lograba juntar todo al medio, de alguna manera.

-Hay fans de los Clash que ni siquiera saben que existen estas canciones de Strummer y Jones.

-¡Es que el disco fracasó! Digámoslo. ¡No lo escuchó nadie!

-¿Cómo fue la composición? ¿Hablaste con Joe sobre la parte de las letras?

-No, simplemente fue y las escribió. Yo no le iba a decir qué escribir. En cierta forma, para mí fue una especie de etapa difícil, porque simplemente era la cantante. Me hubiera gustado tener un poco más… Lo raro es que me acuerdo de que Mick y yo “discutíamos” sobre los tonos. Porque yo le preguntaba “¿en qué tono?” y Mick simplemente decía “¿Qué? Vos sabés cantar. No necesitás cantar en un tono”. Él casi no entendía; porque ellos simplemente componían. Ni siquiera pensaban en tonos; simplemente componían para Joe. Pero, como cantante, yo tengo que cantar en tonos específicos, obviamente. Así que en realidad, medio que pienso que toda la parte vocal estuvo un poquito pasada por alto, y yo vocalmente podría haber demostrado un poquito más en ese disco. Creo que fue más interesante en cuanto a música y letras que en cuanto a la voz. Realmente no fue un disco de Ellen Foley. O sea… en realidad fue más un disco de los Clash. Te guste o no, creo que mi primer disco y el material de Meat Loaf realmente demostraban cómo canto. Pero eso simplemente era repugnante para los Clash. Lo único que recuerdo que discutí de verdad, fue eso: los tonos específicos. Y era un concepto que simplemente ¡no entendían! Pero yo tenía mucho entusiasmo y tolerancia, porque era un proyecto re fascinante para mí. Y ellos también estaban haciendo algo distinto, adaptado a hacer algo para mí. O sea: ellos compusieron, pero no eran canciones clasheras; de ninguna manera. Y creo que les pareció copado hacer este disco rockero de Edith Piaf. Algo que no hubieran hecho por su cuenta.

-¿Te sorprendieron las cosas que se les ocurrieron? O sea: Strummer escribe las letras desde la perspectiva de una mujer.

-Exactamente. Pero no estaba muy sorprendida. Joe Strummer era una persona extraordinaria; era muy empático. No me sorprendió para nada que pudiera componer canciones desde el punto de vista de una mujer. Y no me sentí incómoda para nada con el material. Joe era un bohemio; abierto a todo.

-Dijiste que estuviste casi únicamente como cantante, y que fue casi un disco de los Clash. Pero en esa época, parecía que te costaba rebajar la parte clashera.

-Sí. En la tapa dice “Mick, Joe, Paul, Topper”; no dice “Jones, Strummer, Simonon y Headon”. Eso fue intencional; algo tierno. “Producido por mi novio”. O sea; estábamos siendo tiernos. Lo gracioso fue que yo seguía la ética de los Clash: “caguemos al jefe”. Mi manager se vino desde EE.UU…. ¡y ni siquiera lo dejamos entrar al estudio a escuchar el material! Así que creo que hicimos todo para que el disco ¡no se vendiera! Por eso no figuran los apellidos de nadie, aunque por supuesto las canciones están a nombre de Strummer y Jones.

-Siempre me pregunté cuándo se grabó el disco: ¿al final de las sesiones de Sandinista!?

-Correcto. Bueno, en realidad, fue como entre medio. Fue cuando hice “Hitsville UK” con ellos; en la misma época. Fue como que se mezcló todo; usando tiempo de las sesiones de los Clash.

-¿Notaste alguna diferencia en su actitud al hacer su material y tu disco?

-Creo que estaban mucho más relajados, porque no era un disco de los Clash. Creo que se divirtieron más. Traían gente. Y específicamente Topper y Paul, sin la presión de un disco de los Clash, tal vez se sintieron casi sesionistas, lo cual en esa época probablemente fue una experiencia nueva para ellos. Y todos se sentían así. Definitivamente era una atmósfera más relajada.

Los Clash en Wessex, pero en 1979.

-Mencionaste que el disco no vendió mucho. ¿Fue una sorpresa para vos?

-Un poco. Porque cuando estás metido en algo, creés realmente en eso. Pero después lo sacás y a la discográfica no le gusta, no lo promociona, no lo pasa por la radio… y es una verdadera conmoción, porque en ese momento vos sos eso. Sacás algo que es como querés que el mundo te vea. Y esos chabones, los Clash, se fueron. Los Clash seguían siendo los Clash después de eso. Pero éste era mi disco, y me dejaron sola con eso. Y en cierta forma, como dije, no sentí que fuera mi disco. O sea: estoy segura de que me enchivé con algunas cosas. Me dejaron pensando “Hubiera hecho un disco que fuera la continuación del primero, que sí vendió”.

“En retrospectiva, cuando participás en las cosas, no ves las cosas que ves después. Todo lo que me decía mi manager y la gente: “Oh, Ellen, ¿por qué no hiciste un disco como el primero? Bla, bla, bla…”. Y yo decía “Oh, no, no, no, andate a la mierda”. Yo pensé que yo era parte de los Clash y que podía salirme con la mía porque los Clash podían sacar lo que tenían ganas y a la gente le encantaba. Su último material era enormemente distinto a lo primero, y probablemente había puristas del punk que decían “¿qué es esto?” y no les gustaba. Pero claramente eso no les impidió vender discos, porque se convirtieron en una banda enorme. Pero yo no estaba en esa posición.

“Así que, de alguna manera, hubo arrepentimientos; especialmente cuando Mick y yo ya no estuvimos juntos. Porque le apostás tanto… y ese disco en realidad fue una extensión de esa relación. Así que en esa época, cuando no vendió y la gente me decía “Wow; esto no suena como vos”… Hiciste un disco y pegás la vuelta y sos una persona totalmente distinta… eso puede confundir a la gente. Si hacés varios discos y estás consolidada y después empezás a probar algo distinto, eso funciona mejor.

“Pero en realidad, no me arrepiento de nada en la vida. Estoy re feliz donde estoy. Y todo lo que hacés te lleva a donde estás. Así que nunca me senté a decir “Oh, ojalá no hubiera hecho eso”. Simplemente repasé mis discos y si tuviera una bandeja que funcionara, seguramente me gustaría escuchar de nuevo ese disco. Soy pésima como archivista de mi propio material. No lo escuché, no te sé decir en cuánto tiempo. Pero estoy segura de que si lo escuchara ahora, con tantos años de separación y distancia, pensaría: “Realmente está bastante bueno. ¡No suena tan mal como pensé!”. Porque en aquel entonces me la pasaba pensando “Sueno débil en ese disco”. Pero las canciones eran re interesantes y estoy segura de que si las hubiera hecho con una trayectoria exitosa, ocho años después, probablemente hubiera sido algo muy copado”.

-Algunos lo llaman “El disco perdido de los Clash”. ¿Qué sentís al respecto?

-Sí; lo acepto. No me molesta que piensen que es un proyecto perdido de los Clash. Me parece bastente copado. Si la gente lo escucha y siente algo así, para mí está bien. Y si lo compran… bueno, también estaría bien para mí.

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