Una entrevista a los Clash en Nueva Zelanda

El grupo fue noteado en febrero del ’82 para un programa televisivo, en la estación de trenes de Auckland.

Traducción y compaginación: Lepo.

El 5 de febrero de 1982, al tocar en Auckland (Nueva Zelanda), el grupo se conmocionó por la presencia de un gran contingente de skinheads locales, muchos adornados con la insignia del águila nazi.

Al día siguiente, un sábado, Kosmo Vinyl andaba por la ciudad y se cruzó con Joe que portaba un ukelele que se había llevado a la gira.
-Estuve tocando en el centro -dijo.
-¿Cómo te fue?
-Horrible.

Chris Salewicz

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Los Clash fueron entrevistados por Dylan Taite del programa ‘Radio With Pictures’ [Radio con imágenes] en la estación de trenes de Auckland.

Entrecerrando los ojos por el sol, el frontman Joe Strummer habla con su típica pasión sobre el poder de la música para efectuar cambios, y la importancia de que la banda estuviera unida… aunque el guitarrista Mick Jones y el baterista Topper Headon serían expulsados en un lapso de 15 meses.
Con un cancionero a mano, tocaron un intento de versiones acústicas bastante destartaladas de “Who’s going to shoe your pretty little feet” de Woody Guthrie y el folclore tradicional “Shenandoah”.

Joe comienza a hablar a los 53 segundos:

-Me gusta vivir en una paradoja. Creo que la gente que quiere todo en la tierra, nunca lo va a encontrar. Nos dicen: “ustedes hicieron esto y aquello; vendieron tal cosa”. Pero yo digo: no estás vivito y coleando si no luchás. La vida de todos es una paradoja. Y la gente aplica un reglamento para nosotros y otro para ellos. Podés hacerte la vida fácil a vos mismo y que no te importe. Pero no somos muy buenos en hacérnosla fácil para nosotros mismos. Nunca fuimos así.

-¿Creen que pueden cambiar algo con la música?

Joe: -Sí, creo que definitivamente puede cambiar. Mirá los ’60. ¿Qué te acordás de los ’60? Lo único que me acuerdo es de la música. Y que apenas escuché música, no me importaron los deberes, ni la geografía, ni las clases ni la escuela. Solamente me importaba la música. Y todos eran iguales. Cambió todo. Creo que con la música se puede hacer mucho. No es como la poesía. La música es lo que encendió a la gente en estos últimos 30 ó 40 años; no los libros ni el arte. Entonces tenemos más oportunidades que nadie para cambiar las cosas. O sea: es muy fácil decir “no, no cambia nada. Vamos al bar”. Eso es lo que decían para hacerlo más fácil.

Paul: -Creo que hubo muchos cambios en las cosas y en la gente. Fuimos a Japón, por ejemplo, y capaz que muchos no entienden lo que decimos, pero creo que con el espíritu entienden a qué nos referimos.

Joe: -Y hay ejemplos concretos. Realmente recibimos un feedback. Hay cartas de chicas que dicen “reprobé los exámenes para ingresar a la facultad de arte y diseño la semana pasada. Me encantó ver su show. Me di cuenta de que hay que hacer algo y ahora voy a entrar de cabeza como un ariete”. Recibimos cartas…

Mick: -Testimonios.

Joe: -Sí, afectamos a la gente de verdad.

-¿Apuntan a un público en particular?

Paul: -No, simplemente la gente.

Mick: -Cualquiera que quiera venir.

Paul: -Sí, cualquiera que quiera escuchar.

Joe: -Tocaríamos en hogares de ancianos.

Mick: -Si nos dejaran [risas].

Joe: -Pero no hace falta. Los Stones se están ocupando de eso.

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Joe: -Nosotros lo vemos así: empezás diciendo “Somos los Clash; tenemos algo que decir… ¡bla bla!”. Y si la banda se separa porque no se puede mantener unida, es como engañar a la gente; hacerle perder tiempo. Así que seguimos adelante porque nosotros somos la posta. No vamos a bajarnos y que en un par de semanas digas “¿qué pasó?”. Vamos a estar acá; vamos a continuar y nos vamos a poner más fuertes, más ásperos y más duros. Más intimidantes que el miedo.

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