Joe Strummer… ¿director de cine?

El cantante de los Clash escribió y dirigió en febrero de 1983 Hell W10, una película muda en la que actuaron la banda, los técnicos y los amigos.

Textos de Pat Gilbert, Chris Salewicz y Barry “Baker” Auguste. – Traducción y compaginación: Lepo.

Aunque la revista estadounidense Creem lo había descripto como “una bosta”, Combat Rock había escalado en 1982 hasta el puesto siete en los rankings de ventas de EE.UU, vendiendo bastante más de un millón de copias. El remix de “Rock the Casbah” hecho por Mick había llegado al puesto ocho. Los Clash ahora eran un grupo verdaderamente internacional. Estaban en el Top 10 de ambos lados del Atlántico. El efecto acumulado de esas ventas prósperas a nivel mundial, generaba el efectivo tan necesario. El grupo, al menos, pudo librarse de las deudas. Su solvencia reciente les permitió acomodar su costado empresarial.

Una reseña argentina de Combat Rock – Revista Pelo, 1983.

Mick Jones se separó de Ellen Foley y empezó a salir con una novia nueva: Daisy. En mayo, Paul Simonon y Pearl Harbour se casaron en New York, para que Pearl se pudiera quedar legalmente con Simonon en Londres.

Las hileras de casas de estilo victoriano del barrio de Notting Hill (cada una de las cuales se componía de innumerables monoambientes hippies), ahora estaban siendo compradas por los adinerados y convertidas nuevamente en viviendas familiares. Joe Strummer estaba empezando a pensar que tal vez él debía hacer lo mismo. Después de todo, tanto Paul como Mick eran propietarios de deptos en ese barrio. Joe despilfarraba plata todas las semanas en alquiler. Él y su pareja Gaby Salter seguían viviendo en su depto encima de una tienda de antigüedades, en calle Portland, Holland Park.

Todos los Clash, de diferentes maneras, seguían con sus vidas… aunque sin baterista, tras el despido de Topper Headon y la ida definitiva del reemplazante Terry Chimes.

Poco acostumbrado a estar inactivo, Joe Strummer parecía inquieto. De un amigo de la familia Salter, Alex Chetwynd [futuro padrino de las hijas de Joe], Strummer tomó prestada una de las primeras cámaras de video, y al final la tiraron adentro de una bañera los hijos del tecladista invitado de los Clash, Micky Gallagher.

Joe había hecho un cortometraje protagonizado por él, Gaby y su hermano Marc. Marc hacía de un ladrón que entraba a una casa mientras Gaby temblaba de miedo acostada en la cama. Joe llegaba a su rescate y peleaba con él por las calles. La riña llegaba al Kentucky Fried Chicken de avenida Holland Park. De repente, ambos miraban hacia el cartel con el menú.

-Quiero una hamburguesa de pollo -expresaba Joe.

Ése era el giro del cortometraje.

Joe en 1983.

Simbólicamente, “el rey de los okupas” (así le decían Kosmo Vinyl y Bernie Rhodes a Joe), por fin pagó un anticipo e invirtió en ladrillos. Joe y Gaby se mudaron a una casa que él compró en Notting Hill, en calle Lancaster al 37, a 90 metros de calle All Saints, de importancia para los caribeños. Era adecuadamente “barrial”, a cinco minutos a pie de la covacha de Paul, y a diez de la de Mick. Joe había cumplido 30 el verano boreal anterior. Al parecer, finalmente estaba listo para renunciar a sus credenciales de marginal a cambio de algo parecido a una vida hogareña y estable.

Aunque no tenía licencia de conducir, también se compró un auto: un Morris Minor verde, de 28 años, con una modificación hot-rod en el motor. Su caño de escape de gran calibre despertaba a toda la ciudad, cuando rugía por la calle. Por el momento, se lo dio a Gaby para que lo manejara. Además se usaría como utilería en la próxima aventura de Strummer: a principios de 1983, Joe llamó por teléfono a Alex Chetwynd. Había tenido una idea.

-¿Podés venir al depto?

Cuando llegó, con el faso inevitable, Joe le contó a Alex que quería hacer una película más larga:

-¿Me ayudarías?

Joe y Alex Chetwynd en la Maratón de Londres (abril de 1983). Foto de Steve Rapport.

Ya tenía un título: Hell W10*. Sería un thriller mudo, filmado en blanco y negro, dirigido y financiado por Joe Strummer y protagonizado por los mismos de siempre: los integrantes de los Clash, su personal técnico y los amigos más íntimos de la banda, en el helado Ladbroke Grove.

*Nota del traductor: Infierno W10. W10 es el código postal de la zona que abarca al barrio de Ladbroke Grove en Londres.

Derek Goddard había tocado la batería con Joe Strummer en su grupo paralelo, los Soul Vendors [Vendedores de Almas]. En febrero de 1983, Derek acababa de regresar al Reino Unido de una gira por EE.UU. con los Raincoats, y recibió una llamada de Joe.

-Nos veamos mañana en el pub Warwick Castle -entonó Joe, misteriosamente.

-Yo pensé que era por un reci -dice Derek-. Supuse que iba a meterme directamente en un proyecto musical, ya que había tocado anteriormente con Joe, incluyendo una semana de ensayos y tres recis con los Soul Vendors. Después me enteré de que era para una película que estaba haciendo. Me dijo que la película se iba a proyectar durante una actuación en vivo. Sonaba interesante: combinar sonido, visuales y multimedia. No había guión ni trama; solamente lo que tenía Joe en la cabeza.

Derek Goddard en la actualidad.

-En realidad había bastante ambigüedad alrededor de la finalidad de la filmación. Joe no mostraba mucho sus cartas -aclaró Barry Auguste, alias “Baker”, plomo de los Clash durante casi toda la trayectoria de la banda.

Hell W10 era un proyecto personal de Joe, que inicialmente parecía una película casera simple y sin pretensiones. Parecía natural que un grupo que disfrutaba de la imagen cinematográfica hiciera su propia película. Paul y Mick protagonizaban el film, como rivales del submundo de Notting Hill, combatiendo por un cargamento de heroína.

Evidentemente, Joe se divirtió seleccionando el elenco para la película. El personaje de Paul, Earl, es un granuja querible, con un derechazo suculento, mientras que Mick es el inmigrante mafioso, ostentoso e irascible, Sr. Socrates.

Pero debajo de la superficie de su trama arquetípica de policías y ladrones, Joe estaba caricaturizando de manera astuta la personalidad de sus compañeros de banda y reflejando las tensiones que había fuera de la pantalla.

En realidad, “la última pandilla de la ciudad”, sin darse cuenta, estaba en su última velada. En años recientes, Paul admitió que en esa época, la mayor discordia del grupo era entre él y Mick; no entre Mick y Joe. Los dos sobrevivientes de London SS ahora apenas si se hablaban.

Derek con Paul en ‘Hell W10’.

-Recordándolo ahora -opinó Baker-, creo que al principio Joe estaba tratando valientemente de mantener al grupo trabajando como una unidad, mientras, de yapa, aprendía nuevas habilidades y la pasaba muy bien.

El técnico de guitarras de Mick, Digby Cleaver, naturalmente, tuvo el papel de uno de sus secuaces, haciendo de uno de los choferes de Sócrates. Joe se puso a sí mismo como el jefe de policía omnipotente, mientras que Richard Dudanski [también baterista de los Soul Vendors, ex-101’ers] hizo de uno de los mafiosos.

-Junto a Mick, Richard era una de las personas que parecía hecha para ese papel -remarca Derek, a quien le dieron el papel de barman en el bar clandestino, y resulta ser amigo íntimo del protagonista Earl.

Otro integrante del equipo técnico para las giras, Sean Carasov, interpretó a uno de los cómplices de Earl. Más adelante, Sean sería conocido como “El Capitán”: un cazatalentos visionario, agitador de internet y enemigo de la Cienciología, que murió de una manera trágica, en un suicidio misterioso, en 2010.

La foto de Sean Carasov (alias The Captain) en una revista de los ’90.

En una imagen extrañamente profética, el personaje de Sean en Hell W10, termina como una víctima ignorada. No fue el único. Cuando le dieron a Kosmo Vinyl [relaciones públicas de los Clash] el papel de asesor del Sr. Sócrates, poco se sabía de cuán profética era esa elección. Kosmo, en esa época, bancaba aparentemente a Mick, pero en realidad, se había cambiado encubiertamente de bando mucho antes, haciendo de mano derecha de Joe, hábilmente y a escondidas. Una situación que iba a llegar a un punto de ebullición no mucho después de terminar Hell W10.

El equipo casual de producción, también estaba compuesto por colaboradores cercanos a los Clash. Marc Salter, hermano de Gaby, hizo de camarógrafo, junto a Nick Infield y Alex Chetwynd, que ayudaban en iluminación y equipamientos. Marc también interpretaba al compinche policial de Joe, y en esos momentos, otro amigo, Julian Hunt, pasaba a ser camarógrafo.

Joe y Nick Enfield preparando una escena.

-Gaby también tenía el rol de supervisora de continuidad y me dijo que todo el equipamiento era alquilado -detalló Baker-. Me acuerdo de que Joe le compró una cámara Polaroid y ella sacaba fotos constantemente en todas las escenas. Al ser del personal fijo de los Clash, ofrecí mis servicios por adelantado. Aparte de aparecer brevemente en una de las primeras escenas, situada en el bar clandestino, me pasé las semanas siguientes transportando luces y utilería a las locaciones de Ladbroke Grove y alrededores, en el “Bakermóvil”, armando las escenas e incluso preparando un efecto especial (por primera y única vez): ensartar un globo ocular en una punta.

-Cerca de las diez de la noche de un sábado, a mediados de febrero de ese invierno boreal, yo iba conduciendo hacia el este por la avenida Holland Park, hacia una fiesta -contó el periodista Chris Salewicz-. Cerca de la estación de subte, frené por el tráfico pesado y vi un grupo de gente en la vereda. Había luces de cine y alguien estaba usando una cámara de 16 milímetros. Después vi a Joe y reconocí a otros: Gaby, Sean Carasov y Kosmo. “Estacioná el auto” -gritó Joe-. “Te necesito”. Era una toma para Hell W10. “Tomá. Andá por detrás de Sean y atacalo”. Joe me pasó una herramienta similar a un bastón policial. Y lo hice debidamente. Varias veces. No quedó en el corte final.

El principal recuerdo de los participantes es el clima: tremendamente helado.

-Si la ves, andábamos todos con trajes -recuerda Digby-. Pero debajo de nuestras camisas todos teníamos dos remeras mangas largas, y debajo de los pantalones teníamos calzas, porque hacía un frío del carajo. La escena del final, donde nos balean a todos en un pedazo de baldío cerca de la cochera de los bondis de Westbourn Park… Esas fueron dos noches absolutamente heladas. No sé cómo hizo Tymon Dogg para tocar el violín caminando junto al canal. Creo que tenía cuatro pares de guantes y se los sacaba rápido cada vez que Joe decía “¡acción!”.

Joe y Marc Salter filmando ‘Hell W10’.

-Yo fui a donde estaban rodando ¡y lo primero que vi fue a Paul reventando la cabeza de Digby contra un Jaguar viejo! -recuerda Derek-. Tengo que decir que nos reímos mucho detrás de escena. En vez de usar utilería, Joe usaba bebidas reales, así que cada vez que hacíamos una toma, ¡todos se emborrachaban cada vez más! Las chicas no podían parar de reírse y nos quedábamos sin negativo para seguir haciendo tomas. A veces era un desastre y Joe se irritaba… lo cual nos hacía reír más. Pero la escena más graciosa para mí, fue cuando los mafiosos salen del pub y yo le choco las bolas con la bici al jefe. Tuvimos que hacerla una y otra vez, y cada toma era más graciosa que la anterior. Saca un arma, me apunta y yo salgo corriendo como Bugs Bunny.

-Yo también recuerdo esas veces en que no nos podíamos parar de reír, como cuando cubrimos a Ray Jordan (el jefe de seguridad de la banda) con aceite y lo hicimos destrozar un televisor con una maza -dijo Baker-. Mientras, las escenas de peleas muchas veces se iban de las manos. Una fue la pelea de Digby, ubicada en el cine Electric de calle Portobello. Era una de las últimas escenas en ser filmadas, y se volvió una fiesta loca con escabio. De hecho, nos quedábamos sin alcohol a cada hora.

A veces, a Digby le resultaba inesperadamente difícil recibir directivas de Joe:

-Joe quería que todo estuviera sobreactuado, como en una película vieja en blanco y negro. Todo re obvio -dijo.

-Lo sorprendente era que te metieran a hacer un papel en una película -remarca Derek-. Yo nunca había actuado, más que en la escuela, pero sabía que el film iba a ser como una película muda vieja de Buster Keaton, así que prácticamente me dejé llevar y actué en concordancia con la manera que yo pensaba que la gente actuaba en esa época.

Sin embargo, la producción no era todo juegos y diversión, según recuerda Derek:

-Si el arte imita la vida, es interesante que no quedara nadie vivo al final de la película -dijo-. Hay un gran tiroteo mafioso en el que todos son boleta en un campo embarrado. Después de esa escena, le pedí a Joe que se hiciera cargo de mi cuenta de tintorería, ¡y eso hizo! Cuando todos se enteraron de eso, ¡todos le mandaron sus facturas de tintorería! Cuando íbamos terminando, me empecé a preguntar de qué se trataba todo eso -dice-. Hacia el final del rodaje, me pareció el mejor momento para hablar con Joe sobre hacer música o al menos entrar al estudio y hacer unos temas. La reacción de Joe fue “¿Música? ¡Odio la música!”. Yo sé que Joe a veces era irónico, pero una parte de él parecía sumergida en lo que estaba haciendo con la película.

Don Letts dice:
-Creo que lo brillante de Hell W10 es que muestra un costado de Joe que siempre tuvo, desde los 101’ers hasta los Mescaleros. Tenía una forma de hacer que las personas hicieran cosas que no querían hacer. En la película, todos lo hicieron por nada. Joe simplemente decía “¡Vamos!”, y todos estábamos para él. Si Joe quería hacer una película, todos lo hubieran ayudado aunque significara congelarse a muerte. Esa gente se hubiera tirado de un acantilado por ese chabón. Tengo que decir que a mí también me causaba ese efecto.

-Tras la filmación, Joe, Marc, Gaby y yo pasamos muchas semanas en una pequeña sala de edición, a metros del parque Shepherd’s Bush -comentó Baker-. Así aprendimos a empalmar el negativo, entrecortar cuadros y hacer fundidos a negro. Fue una experiencia de aprendizaje fascinante. Y Joe tenía un interés obvio en eso para su futuro.

-Vivimos esa película a fondo durante unos meses, y fue un momento muy feliz y creativo -acotó Gaby-. Nos encantó hacer esa película, pero en realidad es muy aburrida. Se suponía que Mick iba a hacer la música. Estaba haciendo mucho hip-hop, algo totalmente distinto a lo que Joe estaba imaginando.

Joe inspeccionando un corte de ‘Hell W10’.

Durante casi 20 años, la película no vería la luz. La realización de su banda sonora tendría un efecto desproporcionado en el trío frontal de los Clash.

-Joe no quería la música que se le estaba ocurriendo a Mick para la película -enfatizó Alex Chetwynd-. A esa altura sus gustos musicales eran totalmente distintos. Al parecer se pelearon por eso.

Mick no estaba al tanto de que Joe estaba descontento con lo que se le ocurrió para Hell W10.

-Tal vez era demasiado moderna -se rió-. Me parecía buena. En la época de Hell W10 ya estaba escrito que me iba a ir o que iba a pasar algo. En los ensayos para el disco siguiente, Bernie me insistía con qué tipo de disco iba a ser. Lo cual era re irritante. Le dije “va a ser un disco de rock”. “Sí, pero cuidado”. Así que la cosa estaba empezando.

Mick como el Sr. Sócrates.

En esa época, se escuchaba que las tensiones entre Joe y Mick eran tan grandes, que se comunicaban solamente enviándose mutuamente canciones por correo. Mick lo negó:

-Él me mandaba pilas de letras, pero yo le llevaba a Joe la cinta cuando estaba lista.

Al terminar Hell W10, Joe descalificó la película, afirmando que era “una mierda”.

Sin embargo, resultó ser un capítulo de la historia que no se pudo revisar hasta hace bastante poco. Gaby dice:

-La película original fue destruida cuando cerró De Lane Lea, en calle Wardour. Nosotros nos habíamos mudado, así que nunca recibimos la carta donde nos preguntaban si queríamos hacer otro acuerdo de almacenamiento. La película, así como está hoy, fue creada a partir de una copia de trabajo para edición, que misteriosamente cayó en manos de alguien y apareció unos años después en una lista de material fílmico de los Clash, presentada por una productora que quería hacer un video recopilatorio de la banda.

Durante años, se creyó que Hell W10 se había perdido. Pero en 2002, la película apareció en un puesto del mercado de Londres, y al año siguiente se incluyó como extra en el DVD Essential Clash.

El análisis de Baker:

Para mí, la cualidad adorable de la película, sigue siendo la desolación atmosférica desgarradora de las calles: los montajes de la cámara deambulando por Ladbroke Grove, que recuerdan siniestramente a las escenas de decadencia y pobreza de Taxi Driver de Martin Scorsese (una influencia enorme para Joe). El estilo amateur, con cámara en mano, transmite una sensación apabullante e inquietante sobre la época de la Gran Bretaña de Thatcher. Aún así, el carácter juguetón de Joe se desparrama ingeniosamente por el celuloide, sin recurrir a ardides abiertamente cómicos.

Sin embargo, para mí, la película tiene significados mucho más profundos… y algunos trasfondos freudianos muy notorios, ya que todo lo capturado por la cámara tiene el diseño específico de Joe. Es notable que los personajes femeninos de Hell W10 no tiene una verdadera intervención ni tienen un papel significativo en la narrativa. Son retratados simplemente como personajes de pasada, desprovistos de inteligencia e importancia. No está claro si Joe estaba dejando inconscientemente la huella de su propia mentalidad machista en la película, o no, pero la obra completa parece un episodio de [el drama policial británico de los ‘70] The Sweeney, con mujeres relegadas a ser simples recursos para la trama.

Derek (de boina), Peal Harbour (la pareja de Paul Simonon) y Baker, en ‘Hell W10’.

Los comentarios cargados racialmente, en las leyendas de la película, también son totalmente congruentes con la jerga callejera del Joe de los ‘70: constantemente hacía referencia a los “wops” [“tanos”], los “nips” [“ponjas”] y los “griegos” en sus letras. Todo eso aportaba un vistazo mayor, quizás involuntario, de la cosmovisión anacrónica y la naturaleza controveñrtida de Joe.

Excavando hasta los mensajes subliminales que contenía la película, también hay indicadores claros de lo que estaba pasando consciente e inconscientemente con los Clash en esa época. Joe estaba caricaturizando ingeniosamente los roles de la vida real de la banda: en síntesis, en Hell W10, él nos da premoniciones de hechos futuros.

El personaje de Joe (que sin dudas no es el protagonista) no fue un accidente. Su jefe policial tiene una obvia mezcla de emociones en la película: defiende la ley pero al mismo tiempo colabora con el enemigo: está ansioso por aliarse al malo y también espera el momento para entregarlo. No parece saber para qué lado saltar. Las coincidencias no ocurren en el vacío.

Mick y Paul, mientras tanto, interpretan a los protagonistas principales; Mick en el rol del malo y Paul como el héroe, retratando correctamente las tensiones de ese periodo. En esa época, los que rodeaban a Mick, y desde luego Joe y Paul, lo veían como el villano en todo.

Mick como el Sr. Sócrates.

Desafortunadamente, el verdadero villano del drama de la vida real, el manager de la banda, Bernie Rhodes, no aparece en la película. En cambio, Kosmo Vinyl interpreta al asesor del Sr. Sócrates: un rol que prácticamente se fabricó él mismo en la banda. El de Kosmo resultó ser un papel profético, considerando su rol en el drama real del grupo que apareció más adelante ese año, ya que fue una de las fuerzas que motivaron la salida de Mick de los Clash.

Al final de la película, el Sr. Sócrates y su imperio son eliminados. En septiembre de 1983, eso también iba a pasar en la vida real. Mick fue eliminado de la banda. Ese momento iba a ser “el corte más desagradable de todos”, sabiendo que todos habían planeado la escena por adelantado. Amigos y conocidos fueron forzados a elegir bandos e iban pasar años para que muchos de esos mismos individuos se sintieran los suficientemente cómodos como para relacionarse social o profesionalmente.

Desde ese punto de vista, es fácil ver la película simplemente como una exteriorización de la perspectiva interna inconsciente de Joe. En realidad, nos estaba dando pistas a todos sobre qué estaba pasando, por medio de un policial británico clásico e íntimo. La banda, los técnicos y amigos, interpretaban varios roles de sospechosos, villanos y héroes. Lo único que tenía que hacer el público era unir los cabos.

Paul como Earl.

Es notoria la ausencia de Bernie Rhodes de Hell W10. De hecho, desestimó el proyecto, diciendo que era una tontería trillada. Cuando echaron a Mick, Bernie hizo una apropiación oportunista del liderazgo y la producción de la música de la banda, en su ausencia. Tarde o temprano, Joe y Kosmo se dieron cuenta de que los había engañado una vez más la manipulación de Bernie. Pero lejos de su influencia autoritaria, hacer la película fue una última oportunidad para que la banda y sus amigos se dieran el gusto de un episodio final de diversión juvenil, antes de que se viniera todo abajo.

Al ver Hell W10 de nuevo, tantos años después y permitiendo un poco de perspectiva, la verdad que genera un sentir más extraño y triste.

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