15 artistas anglo influenciados por los Clash

Una carta de amor a “la única banda que importa”

Texto de Tim Stegall para Altpress.com (Estados Unidos) – 20 de mayo de 2021. – Traducción, compaginación y aclaraciones: Lepo.

A algún publicista de Epic Records, el sello estadounidense de los Clash, se le ocurrió el cuestionable eslogan “19 canciones de la única banda que importa” para la calco que aparecía al frente de la edición estadounidense de London Calling, en 1980. Aunque ni el cantante y guitarrista Joe Strummer; ni el guitarrista principal Mick Jones; ni el bajista Paul Simonon, ni el baterista Topper Headon acuñaron la frase, también se abstuvieron de oponerse. Esa actitud generó un enorme recelo en ciertos sectores.

Es verdad que en los Clash había una buena cantidad de automitología. Simplemente escuchá temas como “Clash city rockers”, “Last gang in town” o “Four horsemen”. Era una característica absorbida de los ídolos glam Mott the Hoople, una de las obsesiones juveniles de Jones.

Pero los Clash realmente eran más que una simple banda punk. O incluso que una banda de rock. Realmente parecían míticos, especialmente si eras un adolescente que los vio en una de sus primeras giras por EE.UU. a fines de los ’70. Parecía que te daban una clase copada, con una banda sonora re fuerte, sobre cómo caminar, hablar, vestirte y peinarte. Era como que te decían “Probá ponerte la hebilla del cinto encima de la cadera, como Paul”. “Oh, deberías escuchar rockabilly, una música que se hacía allá por los ’50. Buscá en la colección de discos de tus padres”. “Acá tenés este sonido matador de Jamaica. Se llama reggae. Lo escuchamos constantemente”. “Esto es lo que pasa en el mundo: ¡ojo con tus líderes! ¡no se puede confiar en ellos!”. “Acá tenés una lista de libros que deberías leer”.

Además, en vivo, los Clash tenían un ataque único. No tenían un solo frontman. Tenían una línea frontal. Como una unidad táctica de asalto. Jones, Strummer y Simonon, se te venían encima en simultáneo, con las guitarras colgando bajo. Era acción total: correr y saltar sin parar. Pero Strummer definitivamente era el más apasionado de los tres, acuchillando continuamente la Telecaster, con la pierna derecha bombeando en conjunto con su mano derecha. Parecía que el cantante estaba a punto de salirse de su piel; un sistema nervioso gigante expuesto, buscando alcanzar a cada individuo del público, agarrarlo de la camisa y arrastrarle la cara hasta la suya mientras gritaba “¡¿Entendés lo que te quiero decir?!”. Esa frustración por su incapacidad de hacer contacto directo, era probablemente la fuente de la energía increíble de Strummer.

No había nadie como los Clash y no hubo nadie como ellos después. Pero muchos lo intentaron. Algunos lo siguen intentando. Eso dice algo: los Clash son imperecederos y eternos.

Éstas son 15 de las mejores vidas tocadas por los Clash en su corta historia y más allá.

Stiff Little Fingers

Al ser británicos, el efecto más inmediato de los Clash estuvo en el Reino Unido. Su compromiso apasionado con su punto de vista sociopolítico y su ataque musical explosivo, era aún más efectivo en vivo. Pero hubo algo hipócrita en su aparición por Belfast (Irlanda del Norte) para el reci del 20 de octubre de 1977, en el salón Ulster, donde encontraron que el reci se había suspendido porque se bajó la empresa aseguradora, y posaron para fotos publicitarias frente a tanques y lugares bombardeados. A la noche siguiente, dieron un reci tempestuoso en el instituto Trinity de Dublin.

Los Stiff Little Fingers vivían en Belfast. Los Clash estaban modelando frente a sus vidas. Eso entró a las canciones del cantante y guitarrista Jake Burns: cuentos sobre los efectos de una guerra de la que nadie recordaba la causa original y que abarcó a una generación; sentirse atrapado en una ciudad en el medio de la nada; la represión de la autoridad sobre la juventud. Esas letras resonantes iban acompañadas por una buena aproximación al disco debut de los Clash, incluyéndole el sentido melódico y rítmico irlandés. Además, Burns tenía un chirrido más parecido a un papel de lija que el de Strummer. Los SLF incluso recibieron con brazos abiertos la amalgama de punk y raggae de los Clash, por medio de covers abrasadores de material tradicional como “Johnny was” de Bob Marley o incluso “Doesn’t make it alright”, el discurso antirracista de los Specials.

Burns dejó en claro la deuda de su banda con los Clash, tras la muerte de Strummer, por medio del tema “Strummerville”, de Guitar And Drum (2003).

The Specials

-La música se politiza cuando hay ideas nuevas. El punk era innovador; el ska también. Y por eso, bandas como los Specials y los Clash podían ser políticas -le dijo Jerry Dammers, el fundador y tecladista de los Specials a The Guardian, en 2008.

De hecho, ninguna banda británica encarnó tantos principios de los Clash tan bien como los ex-Coventry Automatics, el nombre que tenían cuando giraron con ellos en 1978.

Durante un tiempo, estuvieron a cargo del manager de los Clash, Bernie Rhodes, pero eso no tuvo un final feliz, según el primer single de los Specials, “Gangsters”, de 1979.

Pero después de los Clash, ninguna banda personificó más que los Specials, la fusión de la primera generación del reggae, el ska vivaracho de principios de los ’60, con las guitarras y la agresividad punk. De hecho, deben haber tomado un par de ideas de la remake teñida de ska que hicieron los Clash de “Pressure drop” de Toots and the Maytals. Pero no se puede decir que Joe, Mick, Paul y Topper no tuvieron un efecto en el antirracismo ferviente de los Specials, su formación multirracial y los himnos feroces como “Doesn’t make it alright”.

Red Rockers

La influencia estadounidense de los Clash fue significativa después de que fueran allá dos veces, en 1979.

-Al salir de ese reci, te sentías distinto -dijo Henry Rollins sobre la vez que los vio, el 15 de febrero de 1979, en Washington DC, su ciudad natal-. Esa noche, después de ver a los Clash, me fui a mi casa y literalmente tiré casi un 25% de mis discos.

Eso probablemente también le pasó al cuarteto de New Orleans Red Rockers. Su disco debut de 1981, Condition Red, es un gran clásico perdido del punk estadounidense, que incluye 12 temas gritones con guitarras agresivas, en cuyos créditos de composición uno juraría que deberían decir “J. Strummer – M. Jones”.

Todas las fotos existentes de estos fanfarrones con camisas pintadas con aerosol y pantalones ajustados, podrían ser fotos publicitarias de los Clash. Incluso, la funda de Condition Red recuerda al disco debut de los Clash, de 1977. Nada de eso está mal.

Black Market Baby

-Definitivamente. Los vi allá por 1979 y me dije: “Así tiene que sonar y verse una banda” -afirma Boyd Farrell, el vocalista de los Black Market Baby, cuando AltPress le preguntó si los Clash inspiraron al escuadrón punk capitalino que lideró desde 1980 hasta 1988. Probablemente fue al mismo reci en el teatro Ontario, al que asistió Rollins.

Eso se oye en himnos rugientes como “White boy funeral” y “Potential suicide”. También es visible en la unidad áspera, onda “uno para todos y todos para uno”, que se demuestra en las fotos promocionales. La misma onda pandillera que exudaban a full los Clash. Dejaron una huella pandillera en bandas hardcore casi 10 años menores. Una huella que sigue estando.

Social Distortion

-Yo veía a los Clash. Se vestían copado. Quería ser como ellos. Se enorgullecían de dar un show -le contó Mike Ness, el líder de Social Distortion, a AltPress en 2019.

Siete años antes, le contó al semanario alternativo Westword de Denver:

-Capaz que nosotros no teníamos ese mensaje global que tenían los Clash, pero ellos querían llegar a todo el mundo. Y yo también quería eso.

Himnos desafiantes como “Telling them” y “It’s the law” tenían más de un fogonazo de “London’s burning”, y había ADN de Jones en el estilo de Ness como guitarrista principal. Seguramente, las raíces estadounidenses que prevalecen en London Calling, le deben haber dado licencia a Ness para meterle country y rockabilly a todo lo que hizo después de Mommy’s Little Monster. Pero si querés escuchar la influencia de los Clash sobre Social Distortion en carne viva, buscá su cover de “Death or glory”, de 2005, para la banda sonora de Los Amos de Dogtown.

Billy Bragg

-Cuando escuché a los Clash, barrieron con todos mis sueños de tocar en un estadio, y los reemplazaron con sueños de cambiar el mundo, tocando canciones muy fuertes y rápidas -le explicó Billy Bragg a Entertainment Weekly, en 2000-. Ahora me doy cuenta de que fui ingenuo al pensar que los Clash podían cambiar el mundo cantando. Pero no eran tanto sus letras, sino lo que defendían y sus acciones.

Por consiguiente, vemos a un trovador eléctrico que despotrica incansablemente contra la desigualdad, el racismo y las divisiones. Y después hay gestos como tocar un repertorio completo de canciones de los Clash con los Levellers, el día del cumpleaños de Strummer, en 2004, o su pastiche “Old Clash fan fight song” [“Canción de pelea de un viejo fan de los Clash”].

The Pogues

Sí, en los Pogues había más que un poco de los Clash. Shane MacGowan, el líder de los punks celtas, se ve entre el público en varias fotografías de los primeros recis de los Clash, y fue la víctima a la que le “sacaron a mordiscones” el lóbulo de la oreja; algo que con el tiempo se volvió leyenda tanto para los Clash como para MacGowan.

Claramente, la imagen de los Clash como pandilla, inspiró a los Pogues. También está el uso de material tradicional como contrapeso de semejantes himnos agitadores, y el personaje de MacGowan como “uno más del pueblo”, algo que es Strummer puro.

La conexión se cimentó cuando el cantante de los Clash se ajustó la correa de su vieja y confiable Telecater baqueteada, para tocar frecuentemente con los Pogues temas viejos como “I fought the law” o “London calling”. Incluso hizo de reemplazante en giras de los Pogues, tras la renuncia de MacGowan.

Manic Street Preachers

-Sin ellos, los Manics serían una banda totalmente distinta -le dijo James Dean Bradfield, cantante y guitarrista de MSP a NME, en 2015.

Cuando vieron una retrospectiva con filmaciones de la época punk en So It Goes, el programa conducido por Tony Wilson, los adolescentes Bradfield, Nicky Wire, Sean Moore y Richey Edwards tuvieron su primer vistazo de los Clash, por medio de las imágenes típicas, nerviosas, explosivas de “What’s my name” y “Garageland”, de 1977.

-Era demoledor -continuó Bradfield, todavía fascinado-. Por primera vez en la historia, la política parecía glamorosa.

Eso se tuvo en cuenta para sus himnos de protesta y la imagen de su primera época glam-punk: pantalones chupines blancos y blusas de mujer pintadas con aerosol. Incluso más adelante, su estilo paramilitar recordaba a la época de los Clash en Combat Rock. Pero si esas no son señales obvias, ¿qué tal los covers frecuentes en vivo de “What’s my name” o “Train in vain”?

Green Day

-Si hay algo que no puedo, es hacer algo a medias -le dijo Billie Joe Armstrong a Rolling Stone en 2013-. Me quiero asegurar de que esté todo bien; que la canción esté completamente producida. Pienso en el primer disco de los Clash: esas canciones están completamente producidas; bien tocadas. Casi se los puede escuchar ensayándolas. Me quiero asegurar de que mientras evolucionemos, sigamos sonando como una unidad.

La influencia de los Clash sobre Green Day se volvió descaradamente obvia en 2004, con American Idiot, cargado de política. Himnos políticos que derribaban vallas, acusando al gobierno de Bush, vestidas con grandes bloques de acordes de guitarra Gibson y combinando atuendos escénicos rojos y negros adornados con estrellas.

Armstrong, Mike Dirnt y Tré Cool habían pasado de cronicar la angustia generacional con cancioncitas, a registrar su insatisfacción con los poderosos y adoptar una postura heroica sobre el escenario. Y si eso no hace lo suficientemente evidente para vos la influencia de los Clash sobre Green Day, quizás sí lo sean las versiones en vivo de “I fought the law” o “Should I stay or should I go”. O el cover solista de Armstrong en épocas de covid-19, de “Police on my back”.

Rancid

-Hay una comparación bastante estúpida y obvia -se mofaba Brett Reed, el baterista original de Rancid, en un artículo de 1998, sobre el cuarto disco, Life Won’t Wait, con referencia a los paralelismos frecuentes que hacía la prensa con los Clash-. Tenemos un sonido muy único. Me encantan los Clash, pero es inmaduro compararnos. Ellos no hacían ska 2-Tone ni punk rock rápido.

Bueno, en realidad sí, Brett. Y Rancid también. Tu banda también hizo el cover de “Cheat”, del disco debut de los Clash, para el disco tributo Burning London. Y Tim Armstrong contrató a Strummer para Hellcat Records. Y todo el salto de género en género de Life Won’t Wait, es parecido a London Calling y Sandinista!. La queja suena bastante hipócrita. Aparte, el propio Mick Jones le dio su aprobación a Rancid.

US Bombs

-Simplemente es el material viejo y básico que escuchábamos en los skate parks. Cosas que todavía tienen significado. Los Clash, Stiff Little Fingers, Chelsea, The Ruts; todo esa onda vieja -dijo la leyenda del skate Duane Peters en 2000 sobre su grupo de punk tradicional, US Bombs.

Si no era evidente que admiraban a los Clash, con Peters empapado en el personaje de Strummer; o con los acordes de Les Paul de Kerry Martinez; o con su ropa escénica pintada con aerosol; quizás la publicación en diciembre de 2017 del Tributo a los Clash lo hizo más obvio, con versiones absolutamente fieles de “Death or glory” y “Straight to hell”.

Jesse Dayton

-Vi a los Clash en San Antonio, en el teatro Majestic. Eso me cambió la vida -remarcó en 2019 el cantante y guitarrista de country Jesse Dayton.

Nativo de Beaumont, Texas, rasgó la Telecaster con todos, desde Waylon Jennings y Johnny Cash hasta X, e hizo películas de terror con su amigo Rob Zombie. Aquella noche, aprendió a entretejer los géneros tradicionales estadounidenses y la energía demoníaca con su sonido honky tonk sólido. Desde ahí se lo aplicó a todos sus trabajos, incluyendo la transformación del reggae “Bankrobber” de los Clash a un rock texano al estilo de Bobby Fuller Four, en el compilado de covers Mixtape Volume 1, de 2019.

The Libertines

En el momento en que se formaron los Libertines a principios de los 2000, fue obvio que tenían algo más que una pizca de los Clash.

El guitarrista Carl Barat afirmó en NME que su hermana fue niñera de las pibas de Strummer y cuando era chico lo conoció.

-Pero hubiera estado bueno conocerlo cuando supe quién era.

Ya fuera un bolazo o no, Mick Jones reconoció lo suficiente de su vieja banda en los punks románticos, como para producirles sus primeros dos soberbios discos, e incluso sumarse a ellos en vivo para zapar un par de clásicos de los Clash.

-Creo que Mick reconoció los paralelismos en la sociedad musical entre Peter Doherty y yo, y cómo se manifiesta cierto estilo de vida en la banda -reflexionó Barat.

Riverboat Gamblers

Aunque la mayoría ve a los Riverboat Gamblers, unos punks de Austin, Texas, e instantáneamente piensa “son los MC5 liderados por Lux Interior de los Cramps, debería ser obvio que tienen algo de los Clash en su ADN.

Aunque no están politizados, salvo de la manera más sutil posible, su ataque total en las presentaciones en vivo y su agresividad, es puramente Clash, además de su voluntad de cambiar en discos posteriores. Pero lo que los Gamblers tomaron más de los Clash, fue el uso de las guitarras.

-Por ellos pensamos en qué hacen las dos guitarras todo el tiempo. También en la mezcla de una Tele y una Les Paul -dice Ian MacDougall, una de las mitades del equipo de guitarras de los Gamblers.

-Sí, absolutamente. Copié el ida y vuelta; el pregunta-respuesta de las guitarras -dice Fadi El-Assad, la otra mitad del dúo.

Anti-Flag

-Los Clash son definitivamente nuestra banda favorita de siempre -resopló Justin Sane, cantante de Anti-Flag durante un set de covers de los Clash en el Museo de los Ramones en Berlín, en 2009-. Billy Bragg dijo que los Clash no hubieran sido una banda política sin Joe Strummer; y Anti-Flag no sería una banda política sin Joe Strummer.

Como si una versión demoledora de “Career Opportunities” no fuera evidencia suficiente, está el EP con mayoría de covers de los Clash, Complete Control Sessions. Pero si escuchás sus himnos feroces de justicia social y el ataque a dos guitarras; no ignorás el aspecto uniforme y el avance frontal sobre la orilla del escenario y no pensás en los Clash, te pueden dar un tiro a quemarropa y no te vas a enterar.

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