El primer ensayo de los Clash y el fin de los 101’ers

El día que Joe Strummer entró al futuro: el martes 1 de junio de 1976, el grupo representado por Bernie Rhodes le “robó” el cantante a la banda que estaba a punto de lanzar su primer single.

Texto de Lepo basado en los libros de Chris Salewicz y Pat Gilbert y entrevistas de Allan Jones.

El domingo 30 de mayo de 1976, los 101’ers tocaron en el pub Golden Lion de avenida Fulham. No iba a ser una fecha más.

-Noté cierta gente en el reci -recuerda el baterista Richard Nother alias Dudanski-. Y cuando Joe desapareció con ellos, tuve una sensación de que pasaba algo raro. Creo que fue dos noches antes de que me dijera que se terminó todo.

-Bernie Rhodes apareció en el Golden Lion con Keith Levene -contó Joe Strummer-. Yo salí y me puse en la parada de colectivo con ellos, y medio que me dijo “¿Qué vas a hacer?”. Y yo le dije “No sé”, y él me dijo “Bueno, vení a una casa okupada en Shepherd’s Bush y conocé a estos chabones”. Keith asintió y dijo “te conviene”.

El manager hizo un ultimátum: Joe tenía 48 horas para decidir si entraba a la banda nueva o no.

En 1989, el guitarrista Keith Levene le afirmó a Jane García de NME, que él fue el que reconoció todo el potencial de Joe:

-Joe usaba trajes de los años ’40 y se ponía como un loco de mierda, por todos lados. Siempre era genial verlo.

Los 101’ers el 23 de abril de 1976.

Más adelante, Joe declaró que en principio se convenció de irse de los 101’ers cuando conoció a Keith:

-En esa época la gente tenía un aspecto re aburrido y Keith era re diferente.

Bernie Rhodes tenía su propio punto de vista:

-A nadie le importaba una mierda Joe Strummer, hasta que lo agarré yo.

Después del reci en el Golden Lion, Joe se fue a su casa en el coche fúnebre viejo que usaban los 101’ers para trasladar sus equipos.

Rhodes no lo podría haber encarado en peor momento: hacía semanas que los 101’ers habían firmado contrato para sacar un single con Chiswick. La importancia que tenía eso para Joe y el resto del grupo, no se puede pasar por alto. Era la culminación de casi dos años de esfuerzos, tocando en pubs mugrientos de todo el país. Más de 100 presentaciones en total. Por fin alguien había reconocido el talento del grupo y estaba preparado para ponerle plata encima. Si “Keys to your heart” la pegaba, podía generar un contrato importante y lograr una atención similar a la que estaba logrando Dr. Feelgood.

¿Y a cambio de qué lo iba a abandonar Joe? En entrevistas posteriores, afirmaba que apenas vio a los Sex Pistols, supo que “el R&B estaba muerto, que había llegado el futuro”. ¿Pero cuál era el futuro? El “punk” no existía, no tenía nombre, consistía en un par de decenas de inadaptados que iban a ver una banda que todavía no había grabado ni un demo, y ni mencionar un contrato discográfico. La trayectoria de los 101’ers estaba meses más adelantada que la de los Pistols. ¿Y sus compañeros de banda?

Un flyer de los 101’ers en la primera mitad de 1976

Joe volvía todo el tiempo a su sensación instintiva de que se estaba germinando algo trascendental, que era inevitablemente histórico que fuera a pasar algo fascinante, y era esto.

-Pasaba algo en la música -decía-. Con los 101’ers tratamos de agitar un poco las cosas, pero estábamos perdiendo la batalla.

El lunes 31 de mayo, la noche posterior a que le hicieran el ultimátum de 48 horas, Strummer estaba en su pieza de Orsett Terrace, decidiendo su situación, cuando sonó el teléfono. Era Bernie. No podía esperar. Quería la respuesta ya:

-¿Entrás o no?

Joe no tenía idea de quién estaba en “la banda” además de Levene, así que tenía poca noción de qué tenía por ganar o perder. También es bastante posible -de eso está seguro Levene- que ni Mick Jones ni Paul Simonon hayan sabido que Bernie había encarado a su futuro cantante. Esa confusión pasaría a ser típica del estilo de Rhodes. Dividir, controlar, hacer que todos queden dudando. Su accionar unilateral le dio arranque a una cadena de hechos turbulentos y decisivos durante los días siguientes.

Para ayudarlo a decidirse sobre irse o no de los 101’ers hacia ese grupo nuevo, Joe consultó su copia del I Ching, el libro chino “de los cambios”. Tiró tres monedas seis veces para ver cuál de los 64 hexagramas del Ching consultar. La respuesta que recibió fue “quedate con tus amigos”.

-Él decidió según su conveniencia, que sus “amigos” eran los Clash -dijo Paul Buck, compañero de Joe desde la escuela primaria-. Fue una manera extraordinariamente hippie de decidir entrar a un grupo punk.

I-ching

A la mañana siguiente, martes 1 de junio de 1976, Bernie y Keith llegaron a Orsett Terrace en el Renault 5 de Bernie:

-Bernie Rhodes vino hacia mí con Keith, y me dijo “vení conmigo” -relató Joe-. Entonces me llevó en auto hasta una casa usurpada.

Se llevaron a Joe al depto que quedaba en calle Davis, en el límite de los barrios Acton y Shepherd’s Bush. Ahí convivían Mick y Viv Albertine, su novia y compañera en la facultad de arte. Cuando entraron al living, lo recibieron dos muchachos que él pensó que lo iban a atacar en la oficina de desempleo, días atrás.

Viv Albertine – Keith Levene – Mick Jones, aproximadamente en abril de 1976.

-Mick, Paul y varios locos estaban usurpando un lugar arriba del depto de una mujer vieja -continuó Strummer-. Bernie dijo “Deberías entrar a este grupo”. Empezamos a ensayar esa tarde.

-El día en que Keith Levene trajo a Joe a calle Davis, estábamos todos aterrorizados -dijo Mick Jones-. Él ya era Joe Strummer; ya era alguien. Lo habíamos visto hacer algo que nosotros no habíamos hecho. Conseguir a Joe Strummer fue una gran cosa. Al parecer empezamos directamente. Tal vez tomamos un par de tés primero. Fue así: “Te vamos a mostrar nuestras canciones”. Y ya sabíamos que él tenía algunas canciones, y eso fue todo. La vez siguiente que vino, usó los equipos y todo. Ya era parte, estaba ahí.

-Estábamos esperando a Joe -dijo Paul Simonon-. Mick y yo estábamos sentados en la zona del living. Después apareció Keith con Joe. Así que nos metimos a la sala de ensayo, que era una caja de un metro y medio por un metro y medio. No cabía un alfiler. Mick tocó un par de canciones y después tocó una Joe. Nos alternábamos. El hecho de que había aparecido, fue una declaración: “Bueno esto es así: vamos juntos desde acá en adelante”. Ése fue el primer día de los Clash.

-“I’m so bored with you” [Estoy muy aburrido de vos] fue la primera canción que trabajamos juntos -dijo Mick-. Definitivamente. Como todo el mundo sabe, él la cambió a “bored with the USA” [aburrido de los EE.UU.]. Antes de hacer esa, le tocamos “Protex Blue”, que hablaba de la máquina de preservativos del Windsor Castle, un pub saliendo de calle Harrow. Dijo “Está bastante buena. Nos pongamos a trabajar”. Así fue el primer día.

Sin embargo, Joe contó que la primera canción que recordaba que había intentado tocar con esos nuevos aliados musicales, fue “One-two-crush on you”, un tema compuesto por Mick Jones, que el grupo tocaba en vivo al principio, pero no fue publicada en Estados Unidos, hasta que salió como parte del box set Clash on Broadway, en 1992. Pero en Gran Bretaña, salió como lado B del single “Tommy Gun”, el 24 de noviembre de 1978.

Joe recuerda que Simonon lo impresionó con sus movimientos y Keith con su facha. A cambio, Strummer brindó su costado más sanguíneo y chispeante. De repente, Joe se sintió validado. Cuando se enteró de que Paul Simonon esencialmente no era músico, y que se memorizaba los temas nota por nota por medio de Mick Jones, Joe sí tuvo algo de cautela inicial.

-No sabía tocar. Al principio me dejó un poco pasmado, porque pasé dos años aprendiendo a tocar en los 101’ers. En realidad tampoco sabíamos tocar, pero medio que juntos podíamos mantener la cabeza en alto. Cuando escuché que al principio Paul no sabía tocar, pensé: “bueno, eso te atrasa un poco”. Pero después me llevé tan bien con Paul, y él simplemente mejoró. En tres semanas, supo tocar lo que necesitábamos. Bueno, sí… en unas tres semanas supo tocar igual de bien que yo.

Paul Simonon trajo otro conjunto de inspiraciones para el colectivo:

-Al final de los 101’ers, estábamos usando pantalones chupines -le contó Joe a Mal Peachy-. Y esto puede no parecerle significativo a mucha gente. Pero en un mundo de pantalones acampanados, los chupines eran el equivalente a raparte la cabeza y pintártela de anaranjado. Resaltaba mucho, de verdad. Si tus pantalones no eran acampanados, entonces estabas en la nueva era, el nuevo mundo. Y por lo tanto los 101’ers tenían esa facha medio mugrosa. Supongo que ahora se podría describir así, porque no éramos más que unos okupas mugrientos. Pero Paul Simonon y Mick Jones eran gente vestida de manera muy pero muy llamativa… o sea, eso es lo que me llamó la atención. Creo que Paul ya tenía el pelo teñido de rubio y mechones puntiagudos. Y era mucho más glamoroso que lo normal.

Paul a principios de 1976.

-Joe se veía raro cuando lo conocimos -dijo Mick-. Su aspecto no estaba del todo bien. Nosotros ya teníamos el look apropiado, comprometido con lo nuevo. Le dimos unos pantalones y una campera y lo armamos un poco. Empezó a verse bien de una. Tenía el pelo bastante corto en esa época, teñido de rubio. En la parada de colectivo, frente a calle Davis, yo pensaba: “Está empezando a verse bien”. Pero él tenía todas esas cosas que nosotros no teníamos. Las cosas que admirábamos: el hecho de que él estaba haciendo algo y causando impresión; tocando para la gente, en público. Todos nuestros proyectos prácticamente no habían incluido ninguna salida al público. Hasta ese momento.

Cuando Joe Strummer volvió a su casa desde esa primera visita a calle Davis, su primo Iain Gillies lo estaba esperando:

-Volvió de noche, en un estado de alto entusiasmo; corriendo por la adrenalina; caminando sin parar por las piezas de la planta baja. Los demás, en Orsett Terrace, lo tenían que seguir de pieza en pieza. Se suponía que Joe y los 101’ers iban a tener una reunión sobre el estado de la banda. Pero no había banda. Era un hecho consumado. Joe se iba.

Esa noche Dudanski se estaba por ir a dormir, cuando Joe tocó la puerta de su pieza.

-Yo ya estaba en la cama, en la casa okupa de Orsett Terrace. Me acuerdo de que Joe me sacudió para que me despertara y me dijo “Despertate, Snakes [otro de los apodos de Richard]. Tengo algo re importante para decirte. Se terminó. Tenemos que hablar”. Yo le dije “lo hablemos a la mañana”. Tenía esa sensación de que pasaba algo. Había estado muy taciturno desde el reci en el Golden Lion. De todas formas, a la mañana siguiente bajé la escalera y estaba Bernie, a quien recordaba del pub.

Joe y Richard Dudanski en la primera mitad de 1976. Foto de Julian Yewdall.

Ese miércoles 2 de junio, Rhodes ya estaba merodeando por la casa. Había una sensación de urgencia. Un aire helado de cambio. Una oferta hostil a todo o nada. La presencia del manager era un toque de diana intimidante que despertaba el clima somnoliento de la casa. Echó al sonidista Mickey Foote del cuarto que hacía de oficina de la banda, y llamó a Dudanski para contarle del proyecto nuevo:

-Empezó a vomitar que los 101’ers eran una bosta y que lo que se venía era el punk. Era un monólogo total. Después me dijo que quería que yo fuera el baterista de la banda nueva; que siguiera con Joe. Me dio un discurso sociopolítico de 45 minutos sobre la banda -suspira Richard-. Bernie me dijo que todo formaba parte de algo más grande; que estaba todo conectado. Yo pensé “no hay forma de que trabaje con este tipo”. Fue la razón principal por la que no entré a los Clash. Ya lo habíamos echado a Clive, solamente faltaba echar al bajista para tener una banda nueva, pero de ninguna forma iba a trabajar con ese tipo. Si hubiera habido un manager distinto, lo habría pensado. Pero de ninguna manera yo iba a tener a ese chabón diciéndome qué hacer. Cuando volví a hablar con Joe, le dije: “no voy con él. No hay forma, Joe, no hay forma”. Me sentía bastante harto de todo. Le dije “Podemos cambiarle el nombre a los 101’ers, pero básicamente sigamos haciendo lo que estamos haciendo, y vamos a estar bien” -contó Richard-. Pero Joe había comprado las ideas de manejo de Bernie. Así que me fui a Italia. Eso fue todo.

Pat Nother, el hermano de Richard, dijo simplemente:

-No entiendo por qué mi hermano no entró a los putos Clash.

Mickey Foote dijo:
-Sid Vicious [otro que paraba en calle Davis] y Keith Levene estuvieron por Orsett Terrace dos días y dos noches, tomando anfetaminas y haciéndome quemaduras en la alfombra. Era una alfombra hermosa. Cuando volví tenía cera, colillas de pucho, velas por todas partes. Esto era porque Joe quería que lo dejaran solo y llamaba gente para hablar en su cuarto. Le dije: “No me importa una mierda. Hacé lo que quieras hacer”. Richard estaba igual, pero le decía “pensá en la banda; ya grabamos; tenemos una identidad propia; no la desperdiciemos”. Él no quería irse, le parecía que eran unos faloperos. Nosotros éramos la mejor banda de R&B de la ciudad, pero nunca iba a salir de Londres, nunca iba a vender discos. Siempre iba a ser como un show de cabaret.

-Fui a ver a Joe a Orsett Terrace -dice John Tiberi [productor y fotógrafo allegado a los 101’ers]-. Hablaban mucho de su banda nueva. En esa época uno no se esperaba ese tipo de cuestiones ideológicas y que alguien no armara una banda de pub rock. Lo que hacían los Pistols era muy atractivo. Tenían el punto de vista juvenil. Bernard me parecía un tarado. Joe también lo sabía, pero pude entender el dilema de Joe.

Joe Strummer con sus guitarras en la primera mitad de 1976. Foto de Julian Yewdall.

Cualquiera haya sido su racionalización final de la situación, Joe se fue de los 101’ers para siempre. Dieron su último recital en The Clare Halls de Haywards Heath, Sussex del Este, al fin de semana siguiente, el sábado 5 de junio de 1976. Aunque Martin Stone estaba como reemplazante en guitarra, Clive Timperley (despedido la semana anterior por diferencias musicales) apareció para agregar su instrumento en esa actuación de despedida, en el tema “Gloria”. Y después se terminó todo. Joe ya había entrado al Futuro.

Que Joe Strummer separara a los 101’ers a principios de junio de 1976, causó problemas entre sus compañeros okupas. Gill Calvert, amiga de Joe y novia de Mickey Foote, recuerda que Tymon Dogg y otros amigos estaban furiosos con el cantante: “No podés hacer esto. ¿Cómo podés?”.

-El final fue muy triste. Fue una verdadera lástima que no siguiéramos -dijo Clive-. Vi a los Clash en el ICA y honestamente, me parecieron bastante malos. Musicalmente, no eran tan buenos como los 101’ers si hubiéramos seguido juntos.

-Fue como que se terminó todo de una -dice el fotógrafo Julian Yewdall sobre los últimos días de la banda-. Joe anunció que la banda se había terminado; que se iba para entrar a los Clash. Al mismo tiempo, a toda la calle donde teníamos nuestra última casa okupa, en Orsett Terrace, le llegó el aviso de desalojo. Así que se desarmó la banda y la casa. Antes siempre nos mudábamos en grupo, de una casa okupa a otra; siempre juntos, como una unidad. Ahora era un “sálvese quien pueda”. Joe ya había hecho la suya. Sabía que los 101’ers se quedaban atrás y se subió a la tendencia punk. Sin importar cuán angustiante haya sido para él, sabía lo que tenía que hacer y lo hizo.

A la noche siguiente, domingo 6 de junio de 1976, Strummer se cruzó con Roger Armstrong de Chiswick Records en un reci de los Jam en el pub Windsor Castle. En su querible estilo medio alocado y sin causar demasiados daños colaterales, Strummer se las ingenió para tirar la bomba de que los 101’ers se habían separado, exterminando cualquier chance de que el single venidero saliera en radio, recibiera algún tipo de promoción o vendiera muchas copias.

-Yo estaba en la barra comprando un trago y me palmean el hombro -recuerda Armstrong-. El lugar estaba medio vacío; era temprano. Joe se paró al lado mío y como de costumbre, empezó a hablar a la mitad de la oración. Así que lo primero que me dijo fue: “¿Habré hecho lo correcto?”. Entonces lo miré y le dije “¿De qué mierda hablás, Joe?”. Me dice “Me fui de la banda y armé una banda con él”, señalando a un flaquito con pelo largo que estaba atrás. “Él” era Mick Jones. Yo le dije “Bueno, ¿qué mierda esperás que te diga? Querés que te publique un disco y desarmás la banda. Sí, me caga de gusto”. Por supuesto que fue un shock, con el single por salir. Pero para mí, lo que quedó para la historia fue cómo lo dijo Joe. No fue “me fui de la banda y estoy preocupado por lo que hice”, sino “¿habré hecho lo correcto?”. Así que no estábamos muy contentos, obviamente. Al final, simplemente dijimos “Buena suerte, me parece bien, andá”. Fue decepcionante, sí. Pero no nos sentimos demasiado traicionados. Simplemente se seguía adelante. En esa época, la gente armaba y desarmaba bandas todo el tiempo. Siempre había otra banda a la vuelta de la esquina. Pero no había mucho por hacer, así que sacamos el disco de todas formas.

Un par de semanas después le enviaron “Keys to your heart” a los medios, con un comunicado de prensa que resaltaba en la postdata, que el líder y principal compositor del grupo se había ido de los 101’ers y ahora estaba en una banda nueva que en ese momento se llamaba The Heartdrops.

Por ahora, Bernie Rhodes quería seguridad de haber tomado la decisión correcta al elegir a este cantante para el grupo. Chequeó su elección con Glen Matlock:

-Cuando hizo entrar a Joe Strummer a los Clash, me preguntó a mí qué pensaba. “Está bien”, le dije, “pero es un poco viejo”. “No te preocupés por eso”, dijo Bernie, “yo le voy a sacar diez años”. Y eso hizo. La siguiente vez que vi a Joe, tal vez no parecía diez años menor, pero verdaderamente parecía un hombre totalmente distinto, listo para el rock.

-Mi opinión sobre Joe Strummer es ésta -contó Bernie Rhodes-: antes de que nos conociéramos Joe y yo, él tenía un dilema: estaba insatisfecho con él mismo y con su vida. Tomó el rol de “Woody”, pero después me conoció y yo le sacudí la vida hacia el futuro. Joe no quería ser “Woody”; quería ser yo. Y así se volvió un éxito internacional.

-En esa época Joe solamente tomaba alcohol si había. Si había faso, lo consumía; si había bebidas, las tomaba. Una vez que entró a los Clash, fue mucho más bebedor. Creo que había mucha presión una vez que entró a los Clash. Creo que había una cantidad tremenda de cosas a las que se tenía que adaptar, con Mick y Paul, para demostrar que no era hippie. Se tenía que convertir en su amigo -contó Gill.

Mick Jones está en desacuerdo:

-Él tomaba un montón. Después de todo, los 101’ers eran rock de pubs.

-Joe tuvo que negar totalmente a los 101’ers y todo lo que tuviera que ver con ellos. Después de más o menos un año, una mañana, lo encontré durmiendo en el patio, donde estaba la basura. Había venido a vernos, pero como era Joe, no nos quiso despertar a las 2:00 de la madrugada. Para mí, la postura política de los Clash era muy paradójica, porque los 101’ers eran política viviente: eso era nuestra existencia como okupas; literalmente, la política de la calle. Nos reíamos de la sociedad porque lográbamos estar separados, viviendo de otra forma -concluyó Richard Dudanski.

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Foto principal: Julian Yewdall.

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