“Rock the casbah”, la joya que dejó Topper Headon

Un día, el baterista de los Clash se dio con que estaba solo en el estudio y dejó grabado un temita. La canción se volvió un hit enorme en 1982, pero para ese entonces Topper había sido echado de la banda.

Textos de Lepo basado en los libros de Pat Gilbert, Chris Salewicz y otros.

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Los Clash volvieron a New York a mediados de noviembre de 1981, para las grabaciones definitivas del disco que meses después se titularía Combat Rock. El alboroto intenso de la ciudad seguía estando desde las presentaciones en Bond’s.

-Eran los leones absolutos de New York -afirma Digby Cleaver, asistente técnico de Mick Jones-. No me había dado cuenta del aprecio popular ridículo que nos tenía la gente común. Le podías decir la palabra “Clash” a dos muchachos de una verdulería, y nos habían escuchado nombrar. Ninguna puerta de la ciudad estaba cerrada para nosotros. A cualquier hora podíamos hacer lo que quisiéramos. ¡Qué lugar bárbaro para estar, en vez de Londres! New York estaba helado, pero era un lugar muy divertido donde no había que poner un mango.

El armado en el estudio Electric Lady fue igual que en Sandinista!: Mick era el productor de facto; esta vez con Jeremy Green como técnico de grabación.

Tymon Dogg estaba en la ciudad, haciendo algunas fechas en el Peppermint Lounge, y los Clash lo fueron a ver. A principio de año, él y Joe Strummer habían abierto juntos una casa okupa, frente al Museo Británico, pero se mudaron después de tener “algunos problemas con unos chabones”. Ahora Tymon vivía en New York. Lo invitaron nuevamente al estudio, y se quedó durante las sesiones, acompañado por otro viejo amigo: el exsonidista de los 101’ers y los Clash, Mickey Foote.

-Era como que decían “¿Por qué está ahí? ¿Qué hace Micky Foote en el estudio? ¿Quiere un cheque? ¿Qué quiere?” -contaba Mickey Foote riéndose-. Estuve presente en el último disco y en el primero. Qué paradoja. Joe tenía una carpa en medio del estudio, hecha con parlantes y sábanas. Había que trabajar, había que hacer un disco. Por eso Combat Rock fue como una batalla. Mick quería componerlo, ser el protagonista, producirlo, ser prensa, ser manager. No se puede hacer todo.

Mick Jones, Joe Strummer y Topper Headon en el estudio Electric Ladyland. © Bob Gruen

Fue cuando Tymon estaba boludeando con el flamante sintetizador de guitarra de Mick, que a Joe se le ocurrió el título “Rock the Casbah” [Agiten la alcazaba]. Casbah o alcazaba es, fundamentalmente, una palabra de origen árabe que hace alusión a un tipo de ciudadela fortificada con murallas. 

-Enchufé mi violín a esa cosa, y empecé a tocar escalas de Oriente -recuerda Tymon-. Joe empezó a gritar “Rock the Casbah!”, pero yo no lo escuchaba bien. Yo pensé que decía “Stop, you cadger” [¡Pará, parásito!].

[Escuchá acá el tema “con escalas de oriente” que surgió de las sesiones con Tymon Dogg, pero que al final no entró a Combat Rock:]

Mientras tanto, Topper Headon estaba perfeccionando una piedra preciosa.

El baterista de los Clash, casi no compuso canciones para la banda. Pero un día se dio con que estaba solo en el estudio y dejó plasmado un temita con el que venía paveando, tocando el bajo, el piano y la batería. No se acuerda de la letra original, aunque el ex-comanager de los Clash, Kosmo Vinyl, recuerda que era una oda sucia a su novia.

-Solamente me acuerdo de que él estaba sentado al piano, tocando un fraseo -recuerda Digby-. Me dijo “¿Qué opinás de esto, Digs?”. Le dije “Sos un chabón inteligente”. Se volvió su tema, totalmente por accidente. Le agregó el bajo y la batería, y sonó estupendo. Hizo todo solo. Se lo presentó a Joe con una letra empalagosa que hablaba de que extrañaba a su novia.

Al grupo le encantó la canción, pero descartaron la letra, y Mick Jones le puso encima unas partes de guitarra.

-Joe solamente le echó un vistazo a la letra y dijo “¡Qué increíble e interesante!”. Hizo una pelota con el papel y lo lanzó por detrás de su cabeza. ¡La cara de Topper! Joe le dijo “Mirá: yo escribo las putas letras. Ya tengo una letra que va a encajar ahí”. Y eso fue lo que resultó ser “Rock the Casbah” -continuó Cleaver.

De hecho, Joe ya tenía escrito el primer verso del tema. Strummer se inspiró en escribir la letra cuando el manager Bernie Rhodes se quejó de las largas zapadas del grupo.

-Nos dimos cuenta de que cada vez que tocábamos un tema en las sesiones de Combat Rock, duraba como mínimo seis minutos -dijo-. Después de un par de días así, Bernie vino al estudio, creo que escuchó “Sean Flynn”, y dijo: “¿Hace falta que todo sea largo como un raga?”

Un raga o raaga es una melodía en la música clásica de la India, que se considera que tiene la capacidad de “colorear la mente” e influir en las emociones de los oyentes.

-De ahí en adelante, a todo lo que hacíamos le decíamos raga -continuó Joe-. Volví al Hotel Iroquois esa noche y escribí en la máquina: “El rey le dijo a los hombres de la bolsa: córtenla con el raga”. Lo leí y por alguna razón empecé a pensar en algo que me había dicho alguien: que en Irán te daban latigazos si tenías un álbum de música disco. Así que lo trasladé de Bernie a esos líderes religiosos que trataban de evitar que la gente escuchara música.

El periodista Bill Wyman explicó:

-Como en otras canciones de los Clash, esta canción requiere algo de contexto histórico: los EE.UU. y Gran Bretaña atacaron en grupo al primer ministro iraní, elegido democráticamente, cuando empezó a oponerse a la industria del petróleo. Lo metieron preso y ayudaron al supuesto rey (el hijo de un general… no un “rey” verdadero) a mantener las cosas bajo control durante 25 años, por medio principalmente de una policía secreta altamente torturadora, entrenada por la CIA. Buena gente. Finalmente, el rey fue derrocado en 1979 en una revolución islámica en la que fueron capturadas varias decenas de diplomáticos estadounidenses. Es decir… los representantes oficiales del país que había entrenado a la policía secreta que capturaba y mataba a los opositores. Paradójicamente, todo esto ayudó a hundir la presidencia de Jimmy Carter y acomodó al impresentable de Reagan. En medio de esta red compleja de geopolítica y religión, Strummer se concentró en lo único que sabía que era incluso más poderoso que la revolución: la música.

-En el fanatismo no hay sensibilidad ni humanidad. Eso es lo que traté de decir -reflexionó Strummer más adelante.

Triste y absurdamente, en años recientes se la malinterpretó como un alegato antiárabe más amplio.

La canción se volvió un hit enorme en 1982, pero para ese entonces Topper había sido echado de la banda por su creciente adicción a las drogas. Ni siquiera apareció en el video.

-Con todos mis defectos, yo siempre era el primero en ir a ensayar -contó Topper años después-. Fui a Electric Lady y no había nadie, y simplemente la grabé en un radiograbador viejo. Los otros aparecieron y les dije “Escuchen. Acabo de componer esta canción”. Me dijeron “Dejala así”. Yo les dije “No se puede. Tiene solamente dos estrofas y una parte en el medio. Debería haber cuatro estrofas”. Así que simplemente empalmaron la cinta y duplicaron el largo de la canción. Joe escribió la letra y después cantó encima de eso. Simplemente se fue al baño o a algún lado, se acostó y la escribió completa. Le llevó solamente más o menos una hora. Después Joe dijo: “Ahí me dí cuenta de la genialidad verdadera de Topper Headon”.

-Lo vi con mis propios ojos. El gran talento de Topper Headon -le dijo Joe a Gavin Martin en 1999-. Juro que en 20 minutos había dejado listo todo: bajo, batería y piano. Todo él. Tomó a los demás por sorpresa. A Jonesy no le copaba ese tema cuando lo publicamos como single. Lo tuvimos que convencer un poco. Creo que le parecía un poco cómico.

Aunque la revista estadounidense Creem lo había descripto como “una bosta”, Combat Rock había escalado hasta el puesto siete en los rankings de ventas de EE.UU, vendiendo bastante más de un millón de copias. El remix de “Rock the Casbah” hecho por Mick había llegado al puesto ocho.

Los Clash ahora eran un grupo verdaderamente internacional. Estaban en el Top 10 de ambos lados del Atlántico. El efecto acumulado de esas ventas prósperas a nivel mundial, generaba el efectivo tan necesario. El grupo, al menos, pudo librarse de las deudas. Su solvencia reciente les permitió acomodar su costado empresarial. El grupo se reunió y resolvió quién había compuesto qué cosa exactamente en Combat Rock. A Topper le asignaron la mayor porción de “Rock the Casbah”. Estaban dolorosamente conscientes de que fue el tema de Topper lo que había levantado las ventas de Combat Rock, propulsándolo hacia el Top 10.

Unos meses después de estar en una de las bandas de rock más importantes del mundo, Headon vivía en una casa okupada en Fulham, helada y sin ventanas, mientras los Clash tocaban en estadios de los Estados Unidos, promocionando el single.

¿A dónde podían ir los Clash después de “Rock the Casbah”, más que al reino de las estrellas de rock ricas? Habían llevado sus ideales marginales al máximo posible: al top 10 de EE.UU. y a más de un millón y medio de compradores de discos. Los Sex Pistols, sus rivales de la primera época, nunca dejaron siquiera una marca en los rankings de ventas estadounidenses.

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