Papá Joe

Las hijas del frontman de los Clash recuerdan su despreocupada vida familiar.

Por Lena Corner para theguardian.com – 28 de julio de 2012. Traducción: Lepo.

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Desde el momento en que nacieron, tanto Jazz como Lola acompañaron a su padre, Joe Strummer, en su peregrinación anual a Glastonbury.

-Nos criamos yendo a todo tipo de festivales -dice Jazz-. Todos los años en Glastonbury, papá creaba una especie de campamento espontáneo, donde la gente simplemente se reunía. Siempre armaba campamentos. Incluso cuando nosotras éramos unas nenas, siempre decía “Les voy a hacer un campamento, con almohadones del sofá y cosas así”. Le encantaba toda esa idea de crear una onda y una atmósfera. En Glastonbury colgaba sus banderas, conseguía montones de fardos y hacía una gran fogata. Había música las 24 horas y él era el DJ. Íbamos todos como familia y nuestro amigos estaban ahí. Simplemente se convirtió en un centro de diversión y de gente. Lo bautizó Strummerville [Villa Strummer] y nos dejaban hacer exactamente lo que quisiéramos. Correr como locas, fuera de control.

Joe, Jazz y Lola a fines de los ’80

Cuando llegó la muerte de Joe, unos días antes de Navidad del 2002, Jazz tenía 18 y Lola 16. Su padre colapsó en su casa de Somerset [200 kilómetros al oeste de Londres], tras sacar a pasear a los perros.

-Me acuerdo de que yo estaba en la rotonda Oxford [Londres], tratando de comprar algo para Navidad -dice Lola-. Una siempre sabe, creo. Ese día yo tenía una especie de angustia y no podía descubrir por qué. Recibí una llamada que me decía que volviera a casa. Así que me subí al subte y me acuerdo de que me senté y sopesé las opciones. Sabía que no era mi mamá [Gaby Salter] porque había hablado con ella más temprano, así que pensé: es Jazz o mi papá. Cuando bajé del subte, llamé a casa y dije “Murió papá, ¿no?”. Fue una conmoción tremenda. No fue que había estado enfermo. El día anterior la pasamos bárbaro con él. Había estado de gira y no lo vimos por un par de meses. Así que nos juntamos todos: nuestra mamá, nuestros abuelos, su segunda esposa Lucinda y la hija de ella, Eliza, y habíamos ido todos a almorzar y después nos sentamos en el boliche Groucho a tomar champagne. Fue un día re, re agradable.

Las chicas reaccionaron de maneras muy distintas a la muerte de Joe. A Jazz le llevó un tiempo entenderlo apropiadamente y unos años después experimentó ataques de pánico.

-Creo que tuve una reacción un poco tardía -dice-. Fui a ver a alguien y hablamos mucho de eso. Ahora lo siento bastante resuelto.

Lola lo enfrentó más de inmediato:

-Cuando ocurrió, me puse a aceptarlo totalmente -dice-. Estaba re triste y fue una época muy áspera. Jazz estaba viviendo lejos de casa y yo sentía que no había nadie realmente cerca. Me cambió completamente la vida. Pero lo superás. La muerte es simplemente una parte de la vida y hay que aceptar eso.

Ambas chicas dicen que ayudar a organizar Strummer of Love [un evento de 2012], volvió a traer el desborde de muchos sentimientos. Todos los integrantes de la grilla fueron elegidos por alguna conexión especial con Joe Strummer. Así que entre los intérpretes estaban Mick Jones (exguitarrista de los Clash), los Pogues (con quienes Strummer también tocó), Alabama 3 (donde cantaba la hijastra de Strummer, Eliza) y Billy Bragg, su amigo de años y aliado político.

-Es un poco extraño porque pasaron 10 años -dice Lola-, pero siento que muchas cosas están volviendo a la superficie: sentimientos, casi como pena. Es raro. Y ahora es más fuerte que unos años después de su muerte.

Jazz siente lo mismo. En junio de 2012 dio a luz a su primera hija, Boudicca, que hubiera sido la primera nieta de Joe.

-Tener un bebé te hace repensar muchas cosas y yo estuve pensando mucho en papá recientemente -dice-. Él se hubiera obsesionado con ella. Era fantástico con los nenes. Los amaba, realmente.

Aún así, ambas hermanas están sumamente al tanto de que el defecto cardiaco de su padre podría haber cortado su vida en cualquier momento, así que están agradecidas del tiempo que pasaron con él. Además, también está su legado musical.

-Simplemente estoy agradecida por su música, porque todavía tenemos su voz -dice Lola-. Tenemos suerte de tener eso.

Joe también hizo una serie para la BBC Internacional, titulada “London Calling”, que ambas chicas escuchan regularmente.

-Me acuerdo que nos llevó a Bush House [sede de la BBC] y nos dejó presenciar las grabaciones -dice Jazz-. Están bárbaras, porque es él hablando y eligiendo sus temas favoritos, y eso saca mucho de su personalidad. Es lindo porque es el tipo de cosas que te olvidás. Me gusta escucharlas cuando trabajo en el estudio y a veces cuando hacemos fiestas, las ponemos. Es reconfortante.

Ninguna de las hermanas llegó a ver a los Clash, ya que la banda se empezó a desintegrar a principios de los ‘80, justo antes de que naciera Jazz, en 1983.

Al principio la familia vivía en Ladbroke Grove, Londres. Joe, hijo de un diplomático, había sido enviado a un internado a los nueve años y trató de darle a sus hijas una crianza distinta a la suya.

-De nenas, nos re inculcaron ser libres -dice Jazz-. Papá venía de un pasado fuertemente autoritario. Su padre era muy académico; y fue a una escuela privada que le resultó muy dura. Detestó que le impusieran eso cuando era un nene, así que trató de alentarnos a ser tan independientes como quisiéramos. Cuando estábamos creciendo no había reglas. Nos dejaban sin control. Nos apodaban “las nenas pitbull”, porque éramos re locas. En casa, nos permitían garabatear en las paredes, porque lo consideraban creativo. Vandalizábamos el lugar. Creo que nuestra mamá tenía una postura un poco distinta, pero medio que se dejaba llevar.

Pero el resultado de la actitud liberal de Joe, fue que Jazz fue expulsada de la guardería, cuando apenas había dejado los pañales.

-Tenía unos leves problemas de comportamiento -dice-. Me sacaba la ropa, la tiraba y corría. Era alborotadora e indisciplinada. Es re vergonzoso, realmente. Al final, no podían conseguir que me aceptara ninguna escuela, así que nos mudamos a Hampshire, donde mi mamá encontró una linda escuela privada que me dejó entrar.

Joe y Jazz – 1985.

Ser retoño de Joe Strummer no era siempre color de rosa. Cuando Jazz y Lola tenían ocho y seis, sus padres se divorciaron.

-Ambas lo manejamos de distintas maneras -dice Lola-. Creo que yo era una nena bastante distraída; no tenía idea. Pero sí me acuerdo de que Jazz lloraba, así que yo lloraba.

-Creo que no lo manejé muy bien -dice Jazz-. Fue bastante horrible. Pero a esa altura papá estaba bastante ausente. No aparecía mucho. Creo que era muy infeliz y estaba frustrado creativamente.

Los años en que la carrera de Joe estaba trastabillando, tuvieron un gran impacto en su familia.

-Hubo un periodo bastante oscuro, en que éramos un poco más grandes y él no tenía trabajo y era una lucha -dice Lola-. Era difícil para él avanzar musical y creativamente. Iba a los recis y la gente solamente pedía a los gritos temas de los Clash. Pero si escuchás su música, su gusto había cambiado totalmente. Se había suavizado y ablandado. Pero cuando murió su carrera estaba despegando de nuevo. Me acuerdo que pensé que era una tremenda lástima. Pero en cierta forma, es mejor que se haya ido en un buen momento.

Joe con sus dos familias: los Salter (parados), incluyendo a su ex Gaby y sus dos hijas mayores, y Lucinda, su nueva pareja (sentada). Mediados de los ’90.

A pesar del divorcio, sus padres mantuvieron una relación buena y las dos hermanas tienen recuerdos afectuosos de la relación adulta que formaron con su papá. Todos los veranos, iban a España, a la casa de Joe en San José, Andalucía, parte del mundo del que él se había enamorado.

-Cuando llegamos a cierta edad, simplemente nos llevaba a tomar algo con él -dice Jazz-. Íbamos de caravana por los barcitos españoles. También invitaba a todos nuestros amigos y básicamente pasábamos toda la noche despiertos. Era re generoso y hospitalario. Era el verdadero Flautista de Hamelin.

Se habló de que los Clash se iban a reunir, antes de su muerte.

-Pero se habló durante años y años de que se iban a reunir -dice Jazz-. Les habían ofrecido cantidades estúpidas de dinero para que lo hicieran, pero ellos eran muy buenos para mantener la frente en alto y decir que no. Pero creo que si papá no hubiera muerto, hubiera ocurrido. Se lo sentía en el aire -agrega.

Está claro de que la creatividad de Joe Strummer se le contagió a sus dos hijas. En 2004, empezaron a organizar noches de boliche en Londres Este, en el Club de Obreros de Bethnal Green, arrancando con la tendencia de meriendas bailables rockeras. Jazz también es fundadora de la exitosa filial del Instituto de la Mujer en Shoreditch, y en 2011 se publicó su libro de costura y repostería, Queen of Crafts [Reina de las manualidades].

-Arranqué con el Instituto de la Mujer porque me había re apasionado con los problemas y los derechos de las mujeres -dice Jazz-. Creo que como los Clash eran tan políticos y papá tenía posturas tan fuertes sobre la igualdad y esas cosas, te afecta. Pero igualmente, él era un gran inventor de cosas. Siempre hacía que pasaran cosas. Así que creo que para mí fue más importante su pasión. Tenía una idea y hacía todo lo que podía para concretarla. Creo que eso es lo que realmente se me contagió.

Lola y Jazz en la revista Vanity Fair de agosto de 2012.

Lola canta en una banda que se llama Dark Moon y diseña ropa para su marca She Vamps. Las dos hermanas comparten un estudio en Londres Este, cerca de sus domicilios.

-Es raro mirar atrás, pero siempre tuve una sensación de que él sabía lo que le iba a pasar -dice Lola-. Nuestra madrastra encontró letras que él había garabateado en un papel un par de meses antes de morir, que decían “Simplemente fui alguien que amó un cuerpo y después dejó un cadaver”, o algo así. Me las llevé y las convertí en canción, porque sentí que eso necesitaban. Pero sí, creo que él sabía.

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Foto: Joe dándole la mamadera a Jazz. 1984.

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