Cumple años el segundo disco de los Mescaleros

El 24 de julio de 2001, se publicaba Global a Go-Go, en el que Joe Strummer reflejaba su creencia en una comunidad mundial libre de fronteras y prejuicios nacionalistas.

Texto de Chris Salewicz – Traducción, resumen, compaginación y aclaraciones: Lepo.

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En otoño boreal del año 2000, Joe Strummer y su grupo, los Mescaleros, volvieron a los estudios Battery de Willesden, a empezar a grabar lo que sería Global a Go-Go.

-Nos debe haber llevado menos de una semana acomodarnos a arrancar a las ocho de la noche e irnos a las nueve de la mañana siguiente -recordó Martin Slattery (teclas).

Joe decretó: “En el estudio quiero una mentalidad de pandilla”. Siguiendo esa sugerencia, Martin y Scott Shields (bajo y guitarra) tomaron el toro por las astas y, con Pablo Cook en percusión y Smiley Bernard en batería, llevaron adelante las sesiones, auxiliados y asistidos por el técnico Richard Flack.

-Tirábamos cosas y después cada uno de nosotros tenía más o menos media hora para ver dónde ponerlas -dijo Martin-. Ese disco es un experimento de principio a fin.

Intentando regresar a sus raíces musicales (quizás las de músico callejero), Joe insistía iconoclastamente en que las canciones se basaran en las guitarras y teclas y no en la sección rítmica.

-No quiero batería. En lugar de eso péguenle a un tacho de basura -exigía Joe.

La batería de las canciones generalmente se agregaba después de que el tema estuviera casi completo.

-Por eso los temas duran tanto -dijo Martin-. “Shaktar Donetsk” está basada en un sampleo hecho pelota que encontró Richard, y Scott y yo zapamos más de 30 minutos. Muchas de las interpretaciones del disco son en la primera toma.

Frecuentemente, Joe dejaba que los músicos se las arreglaran solos.

-Muchas veces no estaba -recordaba Martin.

Se recluía en su “búnker de faso”, escribiendo letras o meditando sobre la vida.

Ocasionalmente, las letras surgían de una manera orgánica: caminando por la avenida Willesden en un descanso, un joven de Nueva Zelanda se acercó a Joe, que acababa de bajarse de un taxi, viniendo de Heathrow. Le preguntó a Joe si sabía dónde podía comprar “puré de arvejas”, una guarnición básica del pescado con papas. Desgraciadamente, es una especialidad en el norte pero es una rareza en Londres. Eso llevó a “Bhindi Bhagee”, una canción que era una meditación de Joe sobre la mezcla étnica de la capital desde el punto de vista de su estómago. Cuando el neozelandés se dio cuenta de con quién estaba hablando, se quedó pasmado. Joe, eterno recolector de gente callejera o abandonada, lo llevó al estudio y lo invitó a volver otro día. Cuando volvió, se quedó más pasmado, al descubrir que Joe había escrito una canción en la que él se había vuelto el protagonista.

Joe grababa las sesiones de los músicos en una casetera de juguete, marca Fisher-Price, antes de escabullirse para escribir las letras.

-Sonaba re fuerte y analógico en ese aparato -dijo Martin-. Eso a veces le permitía decir “hace tres horas sonaba mucho mejor”.

Cada noche, él llegaba cerca de las 5:00 de la mañana a ver cómo iban las cosas.

-Casi siempre entraba y levantaba los pulgares y estaba re contento, alentándonos: “Estoy re feliz, muchachos. Ésta es la mejor música que hice en mi vida. Hagan lo que quieran y yo canto”. Estábamos dispuestos a hacer cualquier cosa por él.

¿Habrían estado tan dispuestos si hubieran sabido el esquema alternativo que tenía Joe para el disco nuevo? Le había mandado media docena de letras a Mick Jones, pidiéndole que las convirtiera en canciones.

-Las hice más o menos en una semana -dijo Mick-. Me había mandado algunas antes y yo no me había prendido, y se calentó. Dijo que lo que quería era hacer un disco alternativo conmigo. Dijo que quería hacerlo cuando Martin y Scott se fueran a la casa. No deben haber sabido. Le dije que mejor pensara en la logística. Le mandé las canciones; estaban re buenas. Y después no supe más nada.

El domingo 8 de octubre, Joe iba caminando por el Soho y se topó, aparentemente por casualidad, con el hombre que lo había metido en la música en vivo, como músico callejero: Tymon Dogg. Tras trabajar con Tymon en varias sesiones de Sandinista!, le había financiado un disco solista, Hollowed Out, grabado con el productor de Combat Rock, Glyn Johns. Tymon decidió no publicarlo. La dupla no se volvió a conectar hasta 1998, cuando Joe fue a una noche homenaje a Maurice “Mole” Chesterton, bajista de los 101’ers. Ahora Joe le preguntó a Tymon: “¿Dónde vas? Vení conmigo. ¿Dónde está el violín? ¡Andá a buscarlo!”.

Cuando Joe volvió a Battery al otro día, Tymon Dogg ya era integrante de los Mescaleros.

Esa primera semana, Joe hizo que Tymon se sumara con el violín en un tema tradicional irlandés, ya que le había enseñado una versión a Martin Slattery, mientras Joe tarareaba la letra. La versión que tocaban era de al menos 20 minutos y Tymon empezó a agregar efectos experimentales.

La llegada de Tymon cambió significativamente la demografía del grupo. Mientras que anteriormente Joe Strummer & The Mescaleros significaba “un chabón más viejo con una parva de chabones jóvenes”, ahora Joe tenía un aliado de su edad; alguien que literalmente sabía de dónde venía.

Como Martin y Scott, Tymon era un multiinstrumentalista consumado: en lo que iba a ser Global a Go-Go, tocaría el violín, la guitarra eléctrica, la criolla y la mandolina. No parece una coincidencia que en su extensión libre y compleja, Global a Go-Go es el disco solista de Strummer que da la sensación más cercana a Sandinista! de los Clash, en donde también había trabajado Tymon. Pero al igual que en Sandinista!, el tono ya se había establecido antes de su llegada:

-En sus raíces musicales y su variedad, Global a Go-Go fue la única vez, después de Sandinista!, que Joe habló de una grabación surgida de la espontaneidad absoluta -dijo su amigo el actor Dick Rude.

Las sesiones en Battery continuaron desde el 20 de noviembre hasta Navidad. Como resultado de unas fechas de los Mescaleros con los Who, Roger Daltrey fue al estudio a aportar voces en “Global a Go-Go”, el tema que daría título al segundo disco de la banda.

-Roger empezó a juntarse con nosotros -le contó Joe al periodista Fred Mills-. Sabía que estábamos grabando, así que una noche dijo “Che, si quieren que vaya, estaría más que contento”. Yo le dije “De una, vení, saquemos los micros y cantemos”.

Tras el descanso por Navidad, el trabajo siguió todo enero, pero sin Pablo Cook, que estaba corto de efectivo y había empezado a tocar la percusión para Moby, tratando de hacer malabares entre ese laburo y el de los Mescaleros.

Hacia Año Nuevo, habían desaparecido tantos encendedores descartables en los bolsillos de las visitas del estudio, que Joe llegaba literalmente con decenas de encendedores y luego procedía a convertirlos en lo que bautizó como “encendedores inrobables“, personalizándolos con calcos y logos o pegando tres juntos o haciéndolos demasiado largos como para entrar en los bolsillos, pegándoles lapiceras con cinta. Era un buen hobby, y eso derivó en la tapa del disco.

El 24 de julio de 2001, se publicó Global a Go-Go.

-Este disco está inspirado en Michael Horovitz* y Nina Simone y está dedicado a Joey Ramone -decía el último renglón de Joe en las notas del insert.

*Nota del traductor: Michael Horovitz fue un poeta y amigo de Joe, que falleció el 7 de julio de 2021.

En septiembre había muerto por cáncer Joey, cuyo grupo había influido enormemente a los Clash, y eso le había afectado profundamente a Joe.

El disco abría con “Johnny Appleseed”, compuesta originalmente para las sesiones de su primer disco solista, Earthquake Weather, 13 años antes.

-La canción es un grito desde el corazón; un aullido que pide algún tipo de verdad en nuestras vidas -dijo Joe.

El tema que daba título al disco estaba directamente inspirado en el programa radial de Joe para la BBC Internacional, y reflejaba su creencia en una comunidad mundial libre de fronteras y prejuicios nacionalistas. Pero gira específicamente sobre la fuerza liberadora de una radio global que une a todo el planeta. Motivado por las protestas antiglobalización, Global a Go-Go se refiere a las preocupaciones anárquicas y al sentido de justicia de Joe hacia los menos afortunados.

“Shaktar Donetsk”, que lleva el nombre de un equipo de fútbol ucraniano, es la historia de un inmigrante ilegal macedonio en Gran Bretaña. Y “At the border, guy”, habla de los trabajadores migrantes mexicanos.

Pero no era todo sufrimiento: “Gamma ray” invertía eso: “No hay más que malas noticias en los diarios; como para hacernos vivir en un estado constante de paranoia. Eso quieren”. Mientras que tanto “Mondo Bongo” como “Bummed out city” eran canciones de amor al estilo Joe Strummer. El tema final del disco es una versión de 17 minutos de “Minstrel boy”, de Tymon Dogg, un favorito del público.

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