La primera gira de los Clash sin Mick Jones

La banda de Strummer y Simonon presuntamente volvía a sus raíces revolucionarias y el debut de la formación nueva fue el 19 de enero de 1984, en California.

Texto: Lepo. Basado en varios libros.

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En 2018 salió a la luz en el compilado Joe Strummer 001 el demo de “This is England”, que en un principio se titulaba “Czechoslovak song / Where is England” [Canción checoslovaca / ¿Dónde está Inglaterra?], grabada en 1983 por los que en ese momento eran los únicos tres integrantes de los Clash: Joe Strummer, Paul Simonon y el baterista Pete Howard, con un estilo similar al reggae y con la letra sin terminar.

Pete había elegido seguir en la banda en septiembre de 1983 tras la expulsión del guitarrista Mick Jones. Ahora Strummer y Simonon estaban pescando otros músicos para meterlos al grupo. El manager Bernie Rhodes había decretado que se debían realizar pruebas para reemplazar a Mick.

El 1 de octubre de ese año, apareció un aviso en busca de guitarrista en la Melody Maker. En seis semanas, le siguieron dos avisos similares. Al estilo típico de los Clash, el grupo probó veintenas de candidatos en el Electric Ballroom de Camden. Se requería que tocaran encima de bases grabadas: un blues de doce compases y un tema de hip-hop. No se les revelaba hasta más tarde para qué era la prueba. Los finalistas fueron convocados a la sala Rehearsals y les testearon más sus habilidades. Mientras tanto, Bernie mandó a Joe a clases de canto.

De cientos de aspirantes, se formó un nuevo “Clash”. A fines de octubre le dieron el puesto a Nick Sheppard, exintegrante del grupo punk de Bristol The Cortinas. En esa época Nick estaba tocando en una banda de covers, los Spics, y vivía con los chabones que después pasaron a ser los Massive Attack.

Nick Sheppard en The Spics, vestido de negro.

El 10 de diciembre, a esta formación se le agregó Greg White, de Southampton, un tremendo admirador de los Clash que había estudiado física y astronomía en la universidad. Pero había un problema: Paul dijo que de ninguna forma iba a tocar en una banda con alguien que se llamara Greg. Después de todo esto era The Clash.

Bernie insistió en un nombre más “rockero”. Paul opinó que el chabón nuevo se tenía que llamar “Vince”. El nombre quedó.

-Tenés una oportunidad de reinventarte como un hombre nuevo, como Gene Vincent y Vince Taylor: tipos malos -dijo Joe.

Los allegados se preguntaban: ¿Hacen falta dos guitarristas para reemplazar a Mick Jones?

-Nadie había dicho nada sobre otro guitarrista hasta que llegó Vince -dijo Nick-. Al comienzo no lo entendí. Encontré una cinta conmigo, Paul, Joe y Pete haciendo canciones nuevas, antes de Vince. Una canción afrolatina. Sonaba muy diferente, porque Joe tocaba la guitarra. La fuerza y la presencia que tiene su forma de tocar la guitarra; su vigor; su ejecución rítmica, es fantástica.

La intención era hacer que los Clash volvieran a lo básico, interpretando mayormente el primer material del grupo y canciones nuevas similares, de tres o cuatro acordes. Se prohibió el reggae, porque lo dijo Bernie. Y lo más significativo es que Joe casi no tocaba la guitarra. A Nick se le asignó el rol rítmico.

Strummer – Simonon – Sheppard – Howard – White, a principios de 1984. Foto de Mike Laye.

-Al principio, los segundos Clash eran bastante refrescantes -dijo Paul-. Dos chabones nuevos. Fascinante. Ser nuevos para la vida de otra gente.

-Los primeros días fueron brillantes -dijo Vince-. Éramos una banda ensayando como banda, con los cinco integrantes presentes. Después salíamos a tomar algo. Fui a ver a Joe en Navidad. Fue muy cálido. Nos llevamos re bien. Pero Joe me arrastró a una cafetería y me dijo que Nick y Pete no me querían en la banda. Joe me dijo “yo te apoyo a vos y Bernie también”. Yo también estaba un poco desilusionado al ver a otro guitarrista. La relación nunca llegó a ser muy cariñosa entre nosotros.

Antes de crear cualquier tipo de música, hubo varias reuniones grupales, en las cuales el relaciones públicas Kosmo Vinyl y Bernie Rhodes describieron la naturaleza del nuevo régimen post-Mick.

-En la nueva formación había un reajuste y una insistencia en ciertas cosas que sentíamos que hacían falta -explica Kosmo.

En el sistema nuevo no iba a haber espacio para sensiblería y tolerancia cero al comportamiento típico de las estrellas de rock. Predominaba un clima áspero, de reformatorio. Como si Bernie y Kosmo estuvieran tratando de recrear las condiciones duras del ’76, que habían impulsado a los Clash. Bernie les consiguió una casa horrible para ensayar, saliendo de calle Tavistock, en Ladbroke Grove.

-Era horrenda, de cuarta -dice Pete Howard-. Claramente no hacía falta que los Clash fueran por el camino horrendo y de cuarta.

Presuntamente como reacción a la supuesta conducta degenerada de Mick (llegar tarde, ser distante, apreciar abiertamente las habitaciones lindas de hotel y las guitarras caras), ahora se esperaba que el grupo sobreviviera con prestaciones básicas y salarios modestos.

En el mundo exterior, Paul Weller estaba lanzando su proyecto nuevo: The Style Council, un combo de jazz de cafetería, con aroma a cigarrillos franceses. En Camden, los Clash estaban volviendo a empezar de cero. Bernie y Kosmo ahora eran una unidad hermética y conspirativa (según todas las versiones), y sentían que hacía falta un cambio radical para todos. Cada individuo era blanco de gastadas. Nadie estaba exento de sus ataques.

-Nos decían “¿Se creen que Joe es un ícono? No, ¡es un pajero de mierda!” -cuenta Pete Howard-. Intentaban que perdiéramos eso de venerar al ídolo. Después Joe y Bernie trataban de agarrársela con Paul. Le decían “Estás muy cómodo con tu casa y tu tele, tu colección de discos, tu vida familiar feliz. Perdiste el filo. Estás contento con ser fachero, pero ya no estás presente”. Yo ligué el mantra implacable de Bernie: “Sos un pibe de clase media de Bath. No sabés una mierda”.

Mientras tanto, la vida en los Clash tampoco era lo que esperaba Nick Sheppard.

-Bernie empezó a hablarnos de sus ideas -recuerda-. Fue mi introducción a su metodología. Al avanzar, esos métodos se volvieron más enredados y complejos. Más insultantes. Pete decía que estar en los Clash era como una cruza entre estar en los boy scouts y en un curso de existencialismo. Se volvió muy difícil y estúpido.

Foto de Brian Brainerd

Vince notó que en las reuniones constantes del grupo (unas cuatro por semana, según Pete), Joe siempre le daba autoridad a Bernie:

-Básicamente era el hombre a cargo de todo. Joe respaldaba a Bernie en casi todo. Paul y Bernie parecían llevarse re bien. Pero con el correr del tiempo, para mí fue bastante difícil, personalmente. Bernie me atormentaba mucho. Entré a la situación creyendo que los Clash eran una banda humanitaria que se preocupaba por la gente. Eso es lo que siempre chamuyaba Joe. Esa cosa socialista. Pero la realidad era totalmente opuesta. Había mucho bullying y se manejaban más o menos como cualquier tipo de empresa, con una jerarquía política muy rígida. No creo que Joe realmente se tuviera mucha fe. No tenía un carácter tan fuerte. Era un artista absolutamente brillante. Pero no aceptaba las responsabilidades y entonces se las pasaba a Bernie, que tenía el control total. Una vez que se fue Mick, Bernie prácticamente usó a Joe como un títere. No estoy difamando a Joe, porque creo que es un chabón bárbaro.

Pero Bernie afirmó haber estado totalmente consciente de la fragilidad que había debajo de los rugidos de Joe:

-Joe carecía de confianza en sí mismo y yo me pasaba días y días tratando de reforzarlo. Yo sabía qué era lo que le encantaba de Joe a la gente. Él quería ser yo. Después me echaba la culpa, pero no admitía que él fue el que desechó a Mick.

Para confundir los tantos, Mick Jones se agrupó con Topper Headon y anunció que su formación eran los verdaderos Clash. La declaración de Mick Jones de que iba a seguir con su versión de los Clash, no fue mucho más que una táctica para asustar.

Las primeras fechas del grupo fueron en una gira de seis toques en California, arrancando el 19 de enero de 1984 en el acogedor Arlington Theatre de Santa Barbara, con capacidad para 2.000 personas; prácticamente un parque temático sobre los valores de la clase media estadounidense; poco y nada de hervidero para la revuelta y agitación punk que uno hubiera esperado de un grupo que presuntamente volvía a sus raíces revolucionarias.

Para algunos, esa gira por California tenía poco sentido:

-Me parecía ridículo ir directamente a escenarios grandes. Les dije “¿por qué no hacemos algunos recis sin previo aviso, en boliches chicos? Para agarrar ritmo” -dijo Nick.

Sheppard estaba entusiasmado de todas formas por tocar en vivo, y eso le limpió las dudas.

Su calma no era universal. Aunque la banda había empezado a cuajar en los ensayos, Vince estaba nervioso. Notando eso, Joe Strummer se llevó a un costado al joven.

-Joe empezó a hablar de volver a lo básico: unos Clash nuevos, feroces, que ardían con las llamas que tenían al comienzo. Unos Clash nuevos, que se levantaban de las cenizas con un montón de canciones cortas y afiladas que iban a redefinir a la banda y reestablecer su credibilidad.

Ese era el nuevo Evangelio de los Clash, que pronto iban a compartir en los lugares donde fueran, y estaban motivados.

Después de que salieran a la venta las entradas para la gira de los Clash “de Strummer”, Mick Jones contactó al organizador Bill Graham y le informó que pronto iba a ir él con Topper como “los verdaderos Clash”.

El abogado de Mick rápidamente congeló los ingresos por Combat Rock y el Festival Us, lo cual le dio pie a Joe para que escribiera la canción “We are The Clash” [Nosotros somos los Clash]. En esa gira también se presentaron otras canciones nuevas: “Three card trick”, “Sex mad war” y “This is England”.

Out of Control [Fuera de control] se volvió el lema de la gira y de los nuevos Clash en general, reflejando la falta de cálculo comercial al despedir a Jones y Headon y el regreso al punk rock crudo y fuera de moda.

También había otro significado, que reflejaba la situación legal de la banda, según el diseñador gráfico de los Clash, Eddie King:

-El logo de “Out of Control” simplemente estaba fotocopiado de una historieta Commando, y se ubicó abajo de “The Clash” en todos los flyers y posters, en caso de posibles demandas por el uso del nombre de la banda. El manager Bernard Rhodes quería la posibilidad de agregar la palabra “son” para que pudieran girar bajo el nombre Out of Control, o simplemente cortar “The Clash” de la parte de arriba de los posters, en vez de tener que armar una impresión nueva.

En el backstage, después de la primera presentación, Strummer se posó nerviosamente junto a Paul Simonon para una entrevista televisiva; fumando un cigarrillo y usando una gorra militar adornada con la frase “Fuera de control”. A pesar del agotamiento posterior al reci, el cantante explotaba con una energía apenas contenida, aparentemente lista para saltarle a los entrevistadores.

Le preguntaron cómo salió el show y Strummer hizo una seca, levantó el puño y lanzó:

-Es el primero de muchos. Ahora empezamos. Queríamos dejar solo las raíces del punk rock y ver qué queda. Ver cómo progresa desde ahí.

Cortando el aire con las manos, Strummer prosiguió:

-El año pasado miré alrededor y me di cuenta de que toda la gente que da shows y graba discos, está sobreproducida. Me di cuenta de que no hay ni un vinilo que pueda agarrar y saltar, gritar y sentirme satisfecho. Podría con un rhythm & blues genuino, ¡como un disco de Bo Diddley, que podías tenerlo en tus manos eternamente! -hizo una mueca y apretó los puños intensamente.

La entrevista progresó y Strummer le apuntó a las corporaciones, las drogas, Ronald Reagan, Margaret Thatcher, la música pop del momento, el heavy metal, el imperialismo musical… y los golpes verbales no siempre conectaron. Aún así, la pasión era palpable y el mensaje central era claro:

-La gente quiere algo genuino; todo es blando, blando, blando [en castellano]. ¡Hay que hacer una rebelión desde abajo!

El entrevistador comentó que los dos músicos parecían contentos con los nuevos Clash. Strummer coincidió:

-Estamos entusiasmados, porque por fin no tenemos que gastar energía en discusiones internas. ¡No tenemos que perder tiempo rogándole a alguien que toque la guitarra!

Después de darle una paliza al fantasma de Jones, Strummer desató una tormenta de palabras:

-Me gustaría que todos salgan corriendo por la calle y rompan todos sus discos y quemen todas las disquerías. Que le digan a las empresas que no queremos lo que inventaron. No tenemos tiempo de escuchar blancos tocando música negra trucha. ¡No apoyen el rock de estadios!

Inicialmente, el nuevo desafío los enfervorizó. Bernie le insistió al grupo para que viajara en un micro de gira sin aire acondicionado ni baño. Los contratados del grupo (Pete, Nick y Vince) cobraban 100 libras por semana [300 dólares actuales]. Si se considera que estaban promocionando un disco que había llegado al Top 10 en EE.UU. poco más de un año antes, los salarios parecían magros. En 1984, un empleado británico cobraba en promedio casi 180 libras semanales [más de 500 dólares actuales].

La gira incluyó entradas agotadas en San Francisco, una presentación en el Long Beach Arena y el reci final, el 1 de febrero, en el Fox Theater de San Diego.

El grupo descubrió que, hablando en general, Estados Unidos no parecía excesivamente preocupado por la ausencia de Mick.

-A Estados Unidos le encantó. La gente decía “¡Los sigo desde siempre, loco, desde Combat Rock!” -dice Nick riéndose-. No conocían Sandinista!; ni hablar de los otros discos. Pero eran fechas increíbles. Tocamos para 40 mil personas en San Francisco. Combat Rock estaba dando resultado.

En una sublevación contra el pasado, Joe Strummer (que ahora estaba rapado y teñido de anaranjado) había optado por concentrarse en su canto e interpretación. Tocaba la guitarra en los primeros dos temas, dejándole el instrumento a los dos integrantes nuevos. Como un pistolero desarmado (o “como una rana en un microondas”, como lo describió él mismo), esporádicamente arañaba su Telecaster baqueteada, para, un par de temas después, tirarla por encima de la cabeza de Vince, hacia un plomo que estaba a la espera.

-Cada vez que hacía eso, yo pensaba “Un día me va a pegar” -dijo Vince.

Vince White en 1984 – Foto de Lynn Goldsmith

El grupo actuaba frente a un fondo de monitores de televisión que exhibían videos de asuntos adecuadamente estridentes: se destacaban las escenas de opresión policial y películas de guerra.

Las presentaciones fueron recibidas considerablemente bien. Phil Elwood comentó en el San Francisco Examiner:

-Fue un buen concierto, aunque poco y nada de las ráfagas ampulosas del viejo estilo. Con su vocalización a gritos estridentes y sus comentarios constantes, Strummer a veces se pone incoherente.

Las entrevistas de Joe parecían las diatribas de alguien que estaba levemente pirado. En sus incesantes ataques a Mick Jones, uno empezaba a sentir que quizás protestaba demasiado. En un artículo de John Mendelsohn para la revista Record, llevado a cabo en Santa Barbara, casi la mitad de las citas eran de Kosmo, que parecía haber sido elegido no solamente para aportar apoyo moral, sino también para darle pie a Joe para sus denuncias contra el exguitarrista de los Clash:

-Armábamos algunas fechas para una gira, ¿no?. Hablábamos con Paul y decía “¡sí!”. Hablábamos con Mick y solamente se encogía de hombros -aseveraba Vinyl.

-O decía que tenía que hablarlo con su abogado. Al final le dije “andá y componé canciones con tu abogado y ¡andá a cagar!”. Se supone que él es el guitarrista de los Clash. Era como arrastrar un perro muerto con una cuerda. ¡Demencial! -gruñía Strummer.

Kosmo Vinyl en 1984.

Públicamente, había una línea antidrogas.

-Fumé tanto faso que me sorprende no haberme convertido en arbusto. Paré hace seis meses -dijo Joe.

Simonon saltó:

-Para estar afilado, no sirve fumar faso ni nada con marihuana, porque te nubla la mente.

Se sentía que los ataques a Mick Jones por su consumo incesante de faso, eran algún tipo de proyección. Joe simplemente había cambiado de drogas, abandonando temporalmente el faso y el hachís (a veces) a cambio del consumo intenso de alcohol. Más adelante confesó que sus dichos sobre el consumo de faso habían sido dictados por Bernie Rhodes:

-Ése era el nuevo régimen de Bernie. No duró mucho. Después de dos semanas, lo deseábamos con locura.

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