Entrevista con Joe Strummer (1980)

El cantante de los Clash contestaba a las críticas ante la salida de Sandinista!

Texto de revista Melody Maker (Reino Unido). 13 de diciembre de 1980. Traducción y compaginación: Lepo

Artículo publicado el día después de la salida de Sandinista!

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Trabajando en la teoría de que si le das una soga lo suficientemente larga se va a ahorcar o a salvarse, las siguientes páginas básicamente están dispuestas para las palabras de Joe Strummer. La razón es simple: desde aquella erupción violenta de mejoras, promesas y rebelión en 1977, ninguna banda recibió más palos y críticas por el rumbo que tomó su trayectoria, que los Clash.

Los Pistols se volaron a sí mismos, los Damned se volvieron un chiste más grande y los Jam se hicieron cada vez más fuertes. Mientras tanto, los Clash salieron bajo un fuego constante por su persecución decidida del éxito en EE.UU., su política superficial, su pose de guerrillero a la moda y, lo peor de todo, su traición a la música furiosa a cambio de una fórmula de rock prudente.

La banda cuyo líder usaba remeras que decían “El rock se murió” y alguna vez desdeñó con tanta agresividad y aburrimiento a los Estados Unidos, hizo covers de temas viejos como “Brand new Cadillac”, pasó tiempo en estudios estadounidenses y aún peor, hizo promesas insensatas que rara vez cumplió.

Después de todo el escándalo, capaz que eso es lo que ellos eran y lo único que pudieron ser: los nuevos Rolling Stones.

Ahora, los Clash grabaron un disco triple, Sandinista!, se volvieron mucho más grandes en Estados Unidos y se frustraron con la obsecuencia con que han sido tratados frecuentemente por críticos bienintencionados pero desorientados.

Esta entrevista le ofreció una oportunidad a Joe Strummer de contestar críticas. Se llevó a cabo en la sede de la CBS en Londres y en un pub cercano y es el resultado de una charla de cinco horas, organizada para permitirle a Joe que llene todos los lados de la historia.

Pensá lo que quieras, pero tengo que decir que Joe no pudo ser más amable y honesto.

-¿Cómo está ahora la relación entre los Clash y la CBS?

-Estamos atados a un contrato por 10 discos. ¿Sabías?

-Creí que eran cinco.

-Eso pensamos. Pero nos tomaron el pelo y no me importa admitirlo. Estoy podrido de ser precavido. Estuvimos años tratando de salirnos de ese contrato y no hay forma. La única forma es demandar a Bernie Rhodes [primer manager del grupo, que los hizo firmar con la CBS] y a su abogado, pero yo no quiero demandar a Bernie. A mí me parece un tipo bárbaro.

Como London Calling cuenta como un solo disco y no como dos, este cuenta como uno y no como tres [señala la tapa de Sandinista!], porque dijimos “queremos que sea barato” y ellos dijeron “bueno, si quieren que sea barato, no vamos a contarlo como más que uno”.

No podemos tirar el centro y cabecear, así que elegimos, pero queremos sacar el disco, ya que lo hicimos. Si fuéramos a juicio, sería un caso de tres años y perderíamos. No tenemos plata para pagar. La situación legal es pésima y no podemos hacer nada más. Esto es lo que podemos hacer [agarra la funda de Sandinista!]. Podés comprarlo por 4,29 libras [27,50 dólares en 2022] en Virgin, en un par de semanas. Esta es nuestra respuesta al embotellamiento en el que nos encontramos. Pero digo que estamos en un embotellamiento para prevenir que otra gente siga nuestro camino. Obviamente repasamos todas las alternativas, pero terminé aceptándolo, especialmente ahora que sacamos un disco.

GANANCIAS

-¿Por qué no se separan y vuelven a juntarse con otro nombre?

-No me gustan las soluciones negativas y separarse es negativo. Además, estamos contratados individualmente. Ellos mantienen sus ganancias intactas. No es que reciben un recorte. Nosotros somos los que recibimos un recorte. Para mantener el precio bajo, tuvimos que hacer concesiones y eso incluyó que no nos paguen regalías hasta que se haya vendido cierta cantidad solamente en Gran Bretaña. Escuché que nos quieren pagar la mitad de las regalías del resto del mundo, para publicarlo al precio que exigimos. Eso es lo que tenemos que aceptar y, como dije antes, no hay mucho que podamos hacer, salvo hacer valer la plata del consumidor.

-Últimamente parece que ustedes se empezaron a preocupar por EE.UU.

-Sí, es lo que llamo la Filosofía de Woking [lugar de nacimiento de Paul Weller de The Jam, 50 kilómetros al sudoeste de Londres]. ¿Qué va a hacer Paul cuando vaya a Yankilandia, Australia o Japón? ¿Qué va a hacer? ¿Va a mirar una foto de Woking y a concentrarse en eso en el bondi o en el tren? ¿O va a mirar lo que pasa por la ventana? Yo soy inglés y vivo acá, pero aún así estoy al tanto de que existe el resto del mundo.

-¿Pero los pibes ingleses se pueden sentir identificados con eso?

-Sí, pero, ¿y los estadounidenses? No vendemos discos acá. La situación cambió muy sutilmente, pero no vendemos discos acá. Podemos hacer un disco que llegue cerca de la cima de los rankings de ventas, pero hace así [indica con las manos un descenso rápido] y si lo comparás con nuestros otros discos que se mantienen en la cima, eso significa mucho.

Sé que la mirada habitual es decir que EE.UU. es la tierra de los gordos con poco cerebro, pero no es verdad.

Hay gente joven en EE.UU., destruida por lo que viene haciendo su gobierno desde principios de siglo: las actitudes imperialistas, el apoyo a juntas de derecha en todo el mundo. Y hay gente que está muy chiva con eso. Y también son humanos. O sea: si sos una banda inglesa y no te compran los discos, tenés que enfrentar eso.

-Quizás sea porque perdiste credibilidad.

-Bueno, no voy a persuadirlos. No tengo ningún tipo de deseo de bailar la música de otra persona, porque la que yo escucho es demasiado fuerte. Escucho lo que dicen; leo todo lo que dicen y me desconecto de todos ellos.

VIVOS

-Mucha gente los acusó de no vivir según la imagen rebelde inicial del grupo.

-Entiendo lo que decís, pero yo les diría que tienen que pensar en qué quieren. Claro que parece eso, pero interiormente es una historia distinta. Los Clash seguimos vivos; es una situación genuina en desarrollo; un grupo de gente genuina que se sigue hablando y no tiene intenciones de parar. Tenemos intenciones de seguir y seguir y al final vamos a ver qué hacemos con eso. Lo que pasa es que fuimos demasiado infantiles para saber en qué nos estábamos metiendo. Pero hemos madurado lo suficiente para que eso no impacte por completo. Eso no nos separó. Mucha gente no sabe cómo está armada la cosa. Yo no sabía hasta que me engañaron por todos lados. Me refiero al verdadero negocio de hacer discos y venderlos. ¡No tenía ni idea!

-¿O sea que los manipularon?

-Solo por nuestra propia estupidez, en cierta forma. Me refiero a recibir un adelanto grande. Actualmente muchos grupos son lo suficientemente vivos para no hacer eso, pero verdaderamente en aquella época no teníamos idea de qué era un adelanto. Era divertido. Muy divertido. Y una vez que nos quemamos el adelanto en un par de giras y en hacer un disco, nos dimos cuenta. La gente nos decía “ahora que van a ser ricos y famosos, ¿qué van a hacer con eso?”. Y teníamos montones de ideas. Radios, un local cooperativo de música en vivo propiedad de los músicos, porque ellos saben lo que hace falta, y un bar decente sin problemas e ideas como esas.

Nos inundamos de ideas y todos las escribieron y dijeron “bueno, son cosas re buenas, ¡joya!”. Después entramos por la puerta y nos dimos cuenta de que no estábamos ganando nada de plata. Que nos estaban arengando, diciendo “ahora van a ser ricos y famosos”. ¡Es un mito! O sea, todos esperan que te la creás: que las estrellas pop son ricas y famosas. Lo dicen los diarios, así que debe ser cierto. Yo creí que era cierto, pero cuando nos metimos en eso y nos dimos cuenta de la deuda gigante en la que estábamos, significó que cualquier plata que entrara fuera chupada por esa gente de acá [señala a su alrededor con el brazo, refiriéndose a la CBS] para que les devolviéramos lo que nos habían dado.

ATENCIÓN

-Recibimos 100 lucas [100.000 libras, casi un millón de dólares actuales] y eso llevó a los Clash a la atención de la gente. Lo invertimos en eso.

Pero no eran 100 lucas nuestras. Teníamos que devolverlas y eso significó que nos habían cagado y recién ahora estamos saliendo de eso. Dividirla con nuestro manager no ayudó, porque él quería un montón de guita, y no estoy criticando a Bernie porque me parece el mejor, pero fue idea suya que perdiéramos esa plata para publicitar agresivamente esas giras y discos. Así que no le importó que tuviéramos una deuda de miles y miles de mangos porque él lo anticipó desde el primer momento.

Pero nosotros no. En nuestra estupidez, ¡con toda esa gente que nos decía que íbamos a ser ricos y famosos a la semana siguiente!, realmente pensamos que iba a pasar eso.

Nos empezó a caer la ficha después de un par de años de remarla en la cadena de boliches Top Rank y que nos escupieran. Finalmente empezó a caernos la ficha de que no estábamos yendo a ningún lado.

Cada vez que íbamos a ver al contador, no podía hacer que algún integrante de los Clash fuera a esa oficina ni aunque les ofreciera llevarlos en taxi. Simplemente no se querían subir al taxi.

ENOJADOS

Mientras tanto, toda la gente decía [con tono enojado] “¿dónde están todas las radios y esas cosas maravillosas?”

Y nos llevó dos años más empezar a sentir afecto para salir del entierro y tratar de progresar. Estamos tratando de mantenernos juntos y no dejar que nuestros egos se salgan de las manos y vamos a remarla desde acá.

¿Qué sentís cuando la gente describe cínicamente a los Clash como “los nuevos Rolling Stones”?

-Miles de grupos darían sus brazos para que les digan así, aunque a mí no me resulta particularmente maravilloso. Pero si lo fuéramos, ¿no deberíamos tener un estudio de 24 canales? Por empezar, no tenemos ni casas propias. En el viejo rock, uno se compraba una casa grande, se armaba un estudio en el sótano y cuando terminaba todo, no se te ocurría ni una sola cosa para grabar. O sea: tantos grupos rogando por conseguir horas de grabación y todos esos pajeros sentados ahí sin que se les ocurra nada para grabar.

Hay gente que nos condena porque lo leyó en algún lado; pero no digo que yo no haya hecho cagadas en la vida.

Yo sé dónde va cada centavo. Sé exactamente cuánto debemos y a quién; a qué velocidad les pagamos y cómo vamos a pagar el alquiler de algún tipo de oficina o sótano para meter una grabadora. Estamos saliendo del entierro y lo vamos a lograr. Y la gente se puede ir a hacer culear.

¿Te cohibe que te describan como una estrella de rock? Seguro que no querés terminar como Mick Jagger: una caricatura.

-Cuando digo que una estrella de rock no debería ser una estrella de rock, no estoy pidiendo perdón por existir, ¿te das cuenta? Lo digo muy en serio. Simplemente hablo de la arrogancia y la insensibilidad y la inhumanidad que tiene esa gente. Ellos no se criaron así. Se volvieron así por el trato que les dieron. La gente les lamió el culo día y noche y se volvieron así. Arrogantes y falsos como Mick Jagger. Pero cuando nosotros empezamos, ellos eran los grandes ídolos del momento o lo que sea y no vimos que había que terminar así. Sabíamos que éramos buenos; sabíamos que podíamos componer canciones que podían aplastar a cualquiera, pero eso no significa que fuéramos a arrastrarnos hasta un rincón y morir. Pero no había necesidad de terminar como un pajero arrogante y a eso me refiero con la definición de “estrella de rock”: un pajero arrogante.

VÁNDALO

-¿Calan muy hondo las críticas de la prensa?

-No estoy seguro si ustedes se dan cuenta de lo sensibles que pueden ser los grupos llamados “vándalos insensibles”. Sé que me pongo muy sensible cuando estoy en el estado de ánimo equivocado. En cierto estado de ánimo, una buena sacada de cuero puede ser justo la gota que rebalsa el vaso. Pero nadie va a admitir eso jamás. Nadie de un grupo a un periodista, como lo estoy admitiendo yo. Pero es verdad.

-¿Cómo se desarrolló tu relación con los admiradores? ¿Se deterioró? Siempre te enorgulleciste de la cercanía que tenía el grupo con su público.

-Bueno, yo siempre quiero hablar, pero no soy bueno respondiendo cartas. Tengo que admitirlo. Pero sí las leo y nunca tienen nada constructivo para decir. Son cosas superficiales y fáciles; lo habitual: “oh, se vendieron”. Pero si los llevás más allá, se pierden. La gente se desespera por estar a la moda. Lo único que pueden hacer es estar a la moda, así que la siguen. Pero yo discuto con alguien que tenga un verdadero argumento y que realmente quiera saber. Pero mayormente cuando estoy en esa situación, descubro que si los llevo más allá de su declaración obvia, no saben de qué están hablando. Terminan diciendo [con voz monótona] “eso dice él” o “es lo que leí” o “tenés razón”. Y en realidad no hay nada detrás de eso. No les interesa saber qué es verdad y qué no.

REBELDE

-¿Y la gente que continuamente desprecia las canciones políticas de los Clash como “rebeldía de vidriera”?

-Simplemente no creo que una canción necesite permiso o pasaporte y ellos sí. Una lástima. Conozco gente que le gustaría censurar mis sueños, pero no pueden. Hay demasiadas reglas, porque la Regla 1 es que no hay reglas. Y esa fue la primera y última regla del punk. Ese tipo de actitud: podemos hacer lo que queramos.

-¿Cómo definirías tu propia postura política?

-Soy socialista pero por convicción. Por mi propia experiencia. Creo que no se pueden dar órdenes. La gente tiene que hacerlo porque quiere. Y para que la gente quiera, tiene que estar lo suficientemente educada para pensar. Hablo de cualquier sociedad socialista.

Paul Simonon fue a Moscú hace un par de años [1978] y dijo que había tiendas donde podían ir los turistas y los integrantes del partido, pero no un ruso promedio. La gente caminaba con la cabeza gacha y dijo que todo parecía tan desigual como en cualquier otra parte.

Obviamente eso no es la solución y el Khmer Rouge [Partido Comunista de Camboya] forzó y sacrificó a una nación completa. Pero te tenés que dar cuenta de que no se puede hacer eso. Hay que seguir la voluntad del pueblo.

Camboya, 1975. Foto de Roland Neveu.

-¿Tenés creencias religiosas?

-Soy una de esas personas que creen en la vida después de la muerte y que el alma vive eternamente. No creo que rendirte a Jesús sea una solución para nada, pero sí creo que existió, aunque no de esa forma. La Biblia es tanto un documento político como espiritual. Estoy seguro de que fue censurado por los romanos. Debe haber pasado por muchas manos.

-¿Te metiste mucho en las drogas?

-Fui un poco fanático del ácido en mi época, pero nunca me causó locura. Pero hay una parte de tu cerebro en la que te metés cuando tomás ácido, donde no solo hay buena energía, sino también una energía malévola y de ahí sale un mal viaje. Aunque nunca tuve uno, estuve con mucha gente que sí y por eso dejé.

Tomé unas 35 veces en un par de años (1970 y ’71).

-¿Qué opinás de tus contemporáneos, empezando por Johnny Rotten?

-Me gusta pensar que celebro estar vivo. Solamente podemos abrir la boca y cantar un tema y cuando él dice que quiere destruir al rock… bueno, ya escuché eso bastantes veces. Me gustaría que parara, volviera un poquito para atrás y definiera qué dice para entenderlo. ¿A qué se refiere con “el rock”? ¿Y según él con qué lo va a reemplazar? Nunca dicen eso. Simplemente dicen [imita la voz de Rotten] “hay que matarlo”. Es como dogmático, pero me interesa bastante saber a qué se refieren. Si se refieren a la actitud rockera, bueno, coincido: destrúyanla. Pero si creen que hay que cambiar la forma de la música, también coincido con eso a medias, aunque creo que hay que entregar un mensaje desde el alma y solamente se puede entregar si los oyentes están con vos. Ellos creen que si hacés que suene desagradable, el oyente va a saber que te sentís pésimamente, y eso me resulta un poco extraño. Yo soy un simple fanático del rhythm and blues.

-¿Qué opinás de The Jam?

-Los Jam son realmente opuestos a los Clash, porque los veo como una organización. Nosotros lo llamamos “rock conservador”. Es una bosta firmemente organizada y no creo que se pueda criticar, para nada. Además, Paul Weller tiene 22 y lo tengo que respetar un montón. Pero personalmente (y no soy un experto), a mí me resulta muy organizado y desabrido.

-¿Y los Damned?

-Son re divertidos pero no escucho su música. Musicalmente no significan nada.

-¿Algo que decir del 2-Tone?

-Simplemente que me pone contento que el 2-Tone sea más maduro que el punk.

The Specials, banda emblemática del 2-Tone. 1980. Foto de Michael Grecco.

-¿Alguna última palabra sobre los Pistols?

-Los Pistols fueron encerrados por [su propio manager] Malcolm McLaren: no los dejaba tocar y se desquitaron con los Clash. Fue como un aturdimiento muy agresivo. Se la agarraron con nosotros y nosotros se la devolvimos inmediatamente. Y todos nos la agarramos con los Damned. Así que simplemente eran como un montón de puñaladas crueles por la espalda de boludos infantiles e irritables. Pero a los Pistols los odié porque nos basurearon sin inteligencia. Agarraron la palabra “conscripción” de “Career opportunities” (que ahora vale más que cualquiera de sus canciones, excepto “Anarchy in the UK” y esa que dice “comete tu corazón en una bandeja plástica” [“Problems”]). Agarraron esa palabra y le dieron a un fascinado, efusivo Allan Jones de la revista Melody Maker lo que quería escuchar. A él, que los había basureado un par de semanas antes. Dijeron “conscripción” y la tomaron fuera de contexto.

EL PRESENTE

-Hablemos de su conexión con los Blockheads.

-La acabo de cagar. ¿Viste esa entrevista que le hicieron ustedes a los Blockheads? Bueno, estaba esperando que me entrevistara Radio One, con un micrófono justo al frente mío, y el chabón dijo “acabo de leer lo que dice el tecladista Mickey Gallagher: que en Sandinista! ustedes tienen un solo buen disco y dos que agregaron como regalo de Navidad. ¿Qué opinás de eso?”. Y dije al aire “Bueno, el chabón está envidioso, porque a él le llevó un año armar un mísero disco. Por supuesto que nos va a basurear por tener la audacia de sacar tres”. Y onda que Mickey Gallagher es mi mejor amigo. ¿Qué irá a pasar ahora? Pero estoy contento de que lo hayás señalado, porque esa movida estuvo bárbara y es poco habitual para nosotros ser amigos de un grupo. Espero que continué aunque se estropee como cuando dije eso. Dios sabrá qué irá a decir Mickey ahora.

VIOLENCIA

-Parecés más suave de lo que esperaba. ¿Creés que la violencia alguna vez está justificada en algún tipo de circunstancia?

-Estoy en el ejército de Ghandi y de Luther King. Traté de combatir la violencia con violencia. Lo probé en Hamburgo y casi asesino a un chabón porque yo estaba sacado. Ellos estaban sacados, pero eso no es excusa para sacarme, y apenas si salí vivo de la cárcel. Así que desde ese día, la vida me enseñó algo y Luther King y Ghandi tenían razón: no podés combatir la violencia con violencia. No sé. Esa es mi nueva manera de pensar. Capaz que cambie de parecer si Margaret Thatcher se postula para gobernar 20 años.

BOLSILLOS

-¿Te parece que los Clash fueron bien retratados en Rude Boy?

-Estábamos muy insatisfechos con lo que hicieron con los negros. Ellos fueron los primeros en admitirlo: Dave Mingay y Jack Hazan la hicieron. Son boludos de clase media. Yo soy un boludo de clase media, pero ellos también y no nos gustó lo que hicieron con los negros, porque los mostraron hurgando bolsillos y los mostraron en serios problemas, y ese fue su único rol en la película. Y esa es una mirada unilateral. Eso es lo que usa la derecha: “todos los negros son choros”. Y esas son puras giladas. Después de ver esa muestra en crudo, nunca más la vi ni yo ni ninguno de los Clash. Nunca hablamos con ellos y no vimos ni un mango.

-¿Podés resumirme brevemente el pasado, presente y futuro de los Clash?

-Fuimos demasiado ingenuos y hablamos de más, aunque tengo que decir que lo dijimos en serio y seguimos creyendo en eso. Pero hablamos de más y eso obviamente significa que la gente no esté preparada para escuchar la música imparcialmente. La escuchan con una mueca de desprecio y eso hago yo mismo con otros artistas que detesto. No escucho su música imparcialmente y a veces tengo que aceptar de mala gana que la gente que basureé durante años tienen un talento genuino. Como Elvis Costello. Así que puedo entender bien a la gente que nos escucha con desprecio, pero aprendí a calmar mis expectativas.

-Una palabra final.

-Estoy seguro de que hay respuestas. La respuesta es la organización y la educación.

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