Joe Strummer: el trovador

Los casi increíbles 20 años que transcurrieron desde que nos dejó Joe, no hicieron nada para opacar su relevancia.

Texto: Kris Needs para la revista británica Vive Le Rock! – diciembre de 2022. Traducción y compaginación: Lepo 

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-Joe Strummer murió ayer. Nuestras condolencias a Luce, las nenas, la familia y los amigos -anunciaba en un sitio web un mensaje corto que pegó como un rayo paralizador de corazones, la mañana del 23 de diciembre de 2002.

La declaración de Mick Jones decía simplemente “Se fue nuestro amigo y compadre. Dios te bendiga, Joe”, acompañado por “Sound of the Joe” [un tema del noveno disco de Big Audio Dynamite, de 1999]. Fue el primero de muchos homenajes musicales que pronto le seguirían.

La tarjeta de condolencias del sitio Strummernews inmediatamente atrajo 24.000 comentarios de alrededor del mundo.

Cuando la realidad se hizo notar, la idea de un mundo sin Joe Strummer parecía inconcebible. Incluso en los puntos bajos que muchas veces superaron a sus triunfos post-Clash de los ’80 y principios de los ’90, Joe seguía siendo un activista sociocultural consciente y la personificación viva de la energía, la actitud y la sed de cambios positivos de los orígenes del punk.

Foto de Shigeo Kikuchi.

Sería recién a fines de los ’90 que rejuvenecería por el amor y el respeto de las generaciones nuevas que descubrían a los Clash: formó los Mescaleros tras un coqueteo con el acid house, que le cambió la vida, y por fin recuperó su confianza perdida por los tiempos modernos como icono del rock… solo por un periodo trágicamente corto.

El futuro que tanto tiempo había parecido no estar escrito sino plagado de baja autoestima, parecía muy prometedor cuando se acercaba la Navidad de 2002; no solo porque los Mescaleros se estaban consolidando como banda con matices globales: Joe estaba componiendo nuevamente con Mick, imaginando un disco nuevo de los Clash tras la reunión planeada para su ingreso próximo al Salón de la Fama del Rock.

Escribir esto poco después de la pérdida de Keith Levene y Wilko Johnson, pioneros de la época punk, resalta la sensación tristemente familiar de que la muerte ahora es la estrella que imaginó Joe en “Death is a star” de Combat Rock, cuando a la generación de los ’70, en la que surgió él, inevitablemente se le empiezan a notar los años.

Con la excepción obvia de Sid Vicious, Joe partió en una época en que semejantes pérdidas seguían siendo bastante inusuales. Para una fuerza de la naturaleza tan exuberante que se estaba reafirmando como vocero cultural e icono indestructible, era simplemente impensable.

Un pequeño consuelo fue que, al menos, Joe se fue en una curva ascendente y no como la figura olvidada que fue en los años posteriores a la desintegración vergonzosa de los Clash 15 años antes. Tras echar a Jones y Topper Headon, se había metido en una serie de papeles cinematográficos y proyectos a corto plazo.

La postura retro-punk del manager Bernie Rhodes y sus Clash truchos, había empezado a quedarle incómoda a Joe cuando su pareja Gaby Salter dio a luz a su hija Jazz Domino, su padre falleció y le diagnosticaron cáncer a su mamá. Particularmente porque tuvo que soportar una larga gira por Estados Unidos, tocando en estadios techados medio vacíos.

Eso se desmoronó inevitablemente, dejando al flojo Cut The Crap relegado al basural de la historia de los Clash y a Joe preguntándose qué hacer después. Por primera vez, le faltaba el impulso y el enfoque que anteriormente habían empujado cada uno de sus movimientos.

Una tarde de domingo de 1986, de caravana por los pubs de calle Portobello, me topé con Joe en el Warwick Castle, su favorito. Parecía apagado y lleno de arrepentimientos, cuando confesó “A Mick realmente lo apuñalé por la espalda”, refiriéndose al despido más erróneo de la historia de la música. Aunque seguía disgustado por el comportamiento de estrella de rock, que fue lo que inclinó la balanza.

Condenó rotundamente a Rhodes por “destruirlo” a él y al grupo y por tomar el lugar de Mick en las sesiones de grabación.

También se arrepentía amargamente de echar a Topper en vez de abordar su problema con la heroína, aunque el baterista más adelante confesó que, aunque le hubieran dado otra chance, “probablemente hubiera vuelto a hacer lo mismo. Era un falopero”.

Mientras volaban anécdotas surrealistas y graciosas de los años con los Clash, Joe suspiró:

-Estuvo bárbaro, ¿no? -entre risas.

En 1986, Joe parecía el chico más olvidado del mundo: combatía la depresión y la declinación en su autoestima. Su fase siguiente (muchas veces llamada “años en el anonimato”) empezó alrededor de esa Navidad, cuando se coló en la fiesta de finalización del rodaje de la biopic Sid & Nancy de Alex Cox, en el bar del ancladero de un canal. El director lo acorraló en el baño para que compusiera el tema principal de la película, que en ese momento se llamaba Love Kills.

Inicialmente reticente, Joe vio una muestra en crudo y se le ocurrió “Love kills” como diálogo entre Sid y el oficial que lo arrestó por el asesinato de Nancy.

Demostrando que los Clash se podrían haber salvado muy fácilmente, Mick aceptó su invitación para tocar en la canción, aunque ninguna reunión duró más que la colaboración de Joe en el segundo disco de BAD, No 10, Upping St., cuando insinuó en vano que iba a rearmar los Clash.

Nacido de un evento a beneficio de los Sandinistas organizado por Cox en el Fridge de Brixton, con la participación de Elvis Costello y los Pogues, Straight To Hell fue concebido como un western spaghetti por el cineasta, Strummer y el escritor Dick Rude, durante una noche de borrachera en el Festival de Cine de Cannes.

El rodaje tuvo lugar en España, con un elenco que incluía a Costello, los Pogues, Courtney Love, Jim Jarmusch y el exguitarrista de los Circle Jerks, Zander Schloss. Joe se tomó su papel de sicario en serio: se dejaba la ropa puesta y bebía en los bares locales llevando su arma en la funda.

En enero del ’87 empezó a rodar en Granada Walker, una comedia sobre William Walker, un colonizador estadounidense de mediados del siglo XIX que invadió Nicaragua en 1855 con una pandilla de mercenarios y se nombró dictador.

Joe hizo de Faucet, el lavaplatos, y compuso la banda sonora usando un sintetizador Casio, una guitarra barata y una grabadora de cuatro canales. Empezó en el lugar del rodaje para captar el clima y grabó en San Francisco cuando terminó la filmación.

Su banda sonora fue aclamada cuando se publicó en febrero del ’88, antes de la película. A esa altura, Joe había aceptado la invitación de los Pogues para reemplazar al guitarrista enfermo Phil Chevron en su gira estadounidense de noviembre del ’87, llegando a producirles el disco de 1990 Hell’s Ditch.

Joe armó los Latino Rockabilly War con Zander y unos percusionistas latinos locales, cuando trabajó en Los Angeles en la banda sonora de Permanent Record [estrenada directamente en video en Argentina como Vivir sin Tí], protagonizada por Keanu Reeves, sobre el impacto del suicidio de un estudiante del Medio Oeste en sus compañeros de escuela. Cuatro de sus canciones llegaron a la banda sonora, incluyendo el single “Trash City”.

Publicada en el Reino Unido en diciembre del ’89, la aclamada Mystery Train de Jim Jarmusch es una joya cruda de época: presenta tres historias entretejidas, situadas en Memphis, con Elvis Presley como temática. Joe interpretó al rockero inglés Johnny (apodado Elvis) y terminó actuando de noche junto al legendario demonio del blues, Screaming Jay Hawkings.

Con el regreso de su perfil alto, Joe se mudó a Los Angeles para grabar su primer disco solista junto a los Latino Rockabilly War. Inspirado en los temblores que agitaron el estudio durante la grabación, el rock de Earthquake Weather volvía a lo básico y estaba condimentado con influencias del reggae, lo latino y Tom Waits, pero no logró tener impacto cuando se publicó casi un año después, en septiembre del ’89. Llegó al puesto 58 en ventas y no entró a los rankings de EE.UU., mientras Joe giraba por Europa y ese país. Luego admitió que su voz estaba tan baja en la mezcla por problemas de autoestima. Tres meses de gira por Europa y EE.UU. respaldando ese repertorio, le dejaron una deuda de 24 lucas [casi 100.000 dólares actuales].

En 1992, Joe, Gaby y sus hijas se mudaron a un campo cerca de Andover, Hampshire [110 kilómetros al oeste de Londres], donde instaló un estudio casero. Se separó de Gaby a principios del ’94, se volvió a Londres y se embarcó en un romance relámpago con Lucinda Tait (“Luce”): la pareja se casó al año siguiente.

Joe se había enterado por medio del productor Rick Rubin que Johnny Cash buscaba canciones para sumar al disco American Recordings [1994], que revitalizaría su carrera. Entusiasmado, Joe compuso “The road to rock ‘n’ roll”. No se usó, pero cuando Joe fue a ver a Cash tocando en un boliche de Los Angeles [el 7 de enero de 1995], Rubin se lo presentó y el Hombre de Negro confesó:

-Me re confundiste con esa canción, pibe.

Henry Rollins, Joe Strummer, Rick Rubin y Johnny Cash en el teatro The Pantages de Los Angeles, California, Estados Unidos.
7 de enero de 1995. Foto de Steve Granitz.

De manera bastante imprevisible, Joe se revitalizó con el acid house y el éxtasis, lanzándose a un viaje que le iba a cambiar la vida, a bordo de la movida popular más significativa desde el punk.

Manejando su Cadillac, acompañado por Luce y el cómico Keith Allen, fue al festival Glastonbury y creó el fogón que se volvió una tradición muy querida. Al trío se sumaban parranderos drogados, incluyendo a Roger Goodman, que recuerda:

-Tuvimos la idea de armar la Villa Strummer alrededor del fogón: Joe, Damien Hirst, Keith Allen, Chrissie Hynde y yo. Ahí Joe tomó su primera pastilla y dijo “¡Ahora sé lo que quería hacer Mick con Big Audio Dynamite!”. Fue como una epifanía para él. Consumimos toneladas de eso y no se nos pasó por varios días.

La fiesta continuó en los cercanos estudios Real World de Peter Gabriel, donde Joe pegó onda con Richard Norris, del equipo de productores de música electrónica The Grid. Norro (así le decía Joe) se pasó los siguientes 18 meses trabajando con él y acompañándolo a fiestas y boliches.

Joe empezó a musicalizar esos eventos, poniendo reggae, música del mundo y rock clásico. Alrededor de esa época, yo era musicalizador del Rocket de calle Holloway (Londres) y de repente Joe se acercó por encima de las bandejas. Fue la primera vez que lo vi desde mediados de los ’80 y parecía estar pasando el mejor momento de su vida.

En esa etapa largó el single futbolero “England’s irie”, creado con Black Grape para la Eurocopa 1996, y llegó al Top 10 de ventas.

Joe Strummer y Shaun Ryder de Black Grape durante la grabación de “England’s Irie”.
Estudios Box de Wiltshire. 1996. Foto de Martyn Goodacre.

Siguió trabajando con Norris, produciendo las primeras canciones de los Mescaleros: “Yalla yalla” y “Diggin’ the new” [Copado con lo nuevo], que hablaba de meterse en la música bailable de los festivales. Otra banda sonora, para la comedia negra Grosse Point Blank [Tiro al blanco en Argentina (1997)], lo llevó a Los Angeles, y citó a Norris para sumarse a más grabaciones.

-En realidad hacía un tiempo que él no hacía nada -recuerda Norro-. Inicialmente no fue tan fácil, porque él estaba bastante cohibido y su autoestima no estaba tan alta.

Richard describe esa etapa como “un caos hermoso”.

-No había managers ni empresa discográfica. Éramos solamente nosotros dos con una visión nueva, tratando de hacer algo nuevo que realmente no se hubiera hecho y estaba limitado por la tecnología. A veces la tecnología era bárbara y funcionaba de verdad. A veces era una verdadera cagada.

Durante esas sesiones, Masatoshi Nagase, actor japonés de Mystery Train, financió a Joe y Richard para entrar al estudio a producir “Yalla yalla”, un funk-dub con condimentos del norte de África, que pasaría a ser el primer single de los Mescaleros. “Yalla yalla” es “vamos” en árabe. La frase favorita de Joe más adelante en su vida. También grabaron una primera versión de “The road to rock ‘n’ roll”. Empezó en el ’97 con Norro, después continuó en los estudios Battery de Willesden (Londres) con el percusionista de los Grid, Pablo Cook, el tecladista Anthony Genn de Elastica, el bajista Scott Shields y el ex-multiintrumentalista de Black Grape Martin Slattery.

-Los Mescaleros tarde o temprano tomaron bastante material que hicimos y lo remezclaron -dice Richard-. Para mi fue una época difícil. Los Grid se habían separado y la cosa con Joe la verdad que no había funcionado, pero no lo hubiera cambiado por nada del mundo. Fue simplemente una tarea gigantesca que nos impusimos nosotros mismos. Pero tenés que probar, como decía Joe. Creo que si no hubiera sido por esa mescolanza cultural bizarra que estábamos tratando de conseguir, él nunca hubiera armado los Mescaleros. Fue el puente para que él volviera a los escenarios y dijera “sí, realmente quiero tener una banda”.

Los Mescaleros.

Para el ’98, Joe y su familia se habían mudado a una casa amplia en Broomfield, Somerset [240 kilómetros al oeste de Londres], donde él pasaría el resto de su vida, contradiciendo a su versión joven del Año Cero del punk: admitió que siempre había sido hippie.

Empezó a conducir el programa semanal London Calling para la radio BBC Internacional, pasando reggae, música del mundo y rock.

Publicado en 1999, “Yalla yalla” no entró a los rankings pero anunció que había vuelto Strummer, estableciendo una onda acogedora y sencilla para el disco. Joe siempre supo que lo iba a titular Rock Art & The X-Ray Style, por unas pinturas rupestres que encontró en un libro viejo de antropología. Con textura acústica y elementos de música del mundo, en el disco Joe reflexionaba. Era la grabación más calma que había hecho.

Cuando los Mescaleros empezaron a girar, entre sus canciones propias tocaban temas favoritos de los Clash como “White man…”, “Straight to hell”, “Bankrobber” y “London’s burning”, rompiendo la supuesta regla de que los proyectos paralelos a los Clash no tocaban ese catálogo.

-Quiero tocar las canciones -declaraba Joe-. Mirá. De repente se me ocurrió que las canciones no son solamente algo escrito en un pedazo de papel para grabar en un disco. ¿Y si una canción es como una persona? Siento que exigen ser tocadas. Y soy más feliz tocándolas, porque son canciones re bien hechas.

El 24 de mayo de 2001 los Clash recibieron el premio Ivor Novello al “Aporte destacado a la música británica”. A la ceremonia en el hotel Grosvenor House de Londres asistieron Mick, Paul, el jefe del personal técnico Johnny Green y Topper con muletas, porque se había quebrado una pierna en una pelea de bar.

Los Clash en los Premios Ivor Novello 2001. Foto de Dave Benett.

-Con los Clash, siempre había un toque de comedia -le contó Joe a un diario-. Me encantó cuando dijeron “Damas y caballeros, ¡Los Clash! ¿alguien los puede ayudar a subir al escenario?”. Joe recibió el premio en manos de Pete Townshend de los Who y dijo “Esto es para Guy Stevens. ¡Rock the casbah!”.

Topper describió el evento como “un encanto”.

-Fue la primera vez que estuvimos juntos en todos esos años. Nos pasamos los primeros 10 minutos pidiéndonos disculpas y después nos reímos y nos dimos cuenta de que en aquel entonces éramos todos jóvenes y porfiados. Ahora estábamos todos un poco más viejos y sensatos. Estuvo bárbaro. Ese día se hicieron las paces.

-Esa fue la verdadera reunión de los Clash -dice Johnny-. Fue muy placentero y afectuoso. Al principio simplemente se sentaron a pedirse perdón. Un poco de falsa modestia y mucha pero mucha diversión. En las fotos estaban muy serios pero la gente se olvida de lo divertidos que eran juntos.

En el verano boreal de 2001 los Mescaleros tocaron en festivales y después Anthony Genn tuvo que renunciar por la adicción a la heroína, dejando a Joe nuevamente sin un compañero musical, aunque Tymon Dogg, viejo compañero de Joe en la música callejera, había pasado a ser un Mescalero full-time.

En octubre, acompañado por Pablo y Tymon, Strummer tocó “Island hopping” de Earthquake Weather, “Junco partner” y “London’s burning” en las Olimpiadas de Poesía, en el Teatro de la Reina, actual Teatro Sondheim.

-Eso realmente me dio la sensación de “este es el camino a seguir” -contó-. A veces te cansás de las guitarras gordas, la paliza a la batería y todo eso. Se puede volver aburrido. Buscaba un cambio de clima o alguna manera de cambiar las cosas un poco. Y tocar en esa noche de poesía beat nos dio la sensación de meternos a probar un poco de improvisación, por más que lo usáramos o no.

Tymon se había sumado a los Mescaleros hacia 2001, en las sesiones iniciales de Global A Go-Go, en Battery. Ellos eran sus propios productores: zapaban ideas de canciones, demostrando un híbrido natural de estilos, cabalgando entre la crudeza de los amplis valvulares y la decoración melódica sutil.

A Joe le brotaban comentarios, improvisaciones y letras complejas que extrañamente recordaban a uno de sus primeros ídolos, Captain Beefheart. Las influencias de la música del mundo seguían en las melodías y los ritmos, a los que se sumaban los condimentos folk despojados, que a veces recordaban a los cantantes de protesta de los ’60.

-Honestamente me siento como un hijo de puta suertudo -admitía Joe-. Creo que es muy raro tener una segunda oportunidad en el negocio de la música. Creo que lo hice con mucho trabajo y fue re afortunado conocer a la gente adecuada. Está todo bastante bien, porque es como que estoy volviendo a empezar mi carrera, pero al menos tengo la experiencia de haber pasado por esto una vez.

-Los Mescaleros eran más que una banda sesionista, pero no era un grupo a la manera de los Clash -recordaba el musicalizador Barry “Scratchy” Myers-. Joe necesitaba irse a estar solo. Necesitaba su propio espacio. Era el jefe y le pagaba a todos, pero no era el Señor Inaccesible. Lo que me gustaba de estar en el micro de giras, era que era una manera distinta de girar. Yo estaba decidido a pasarla bien y Joe también. Estuvo bárbaro volver a girar con Joe. Solo que duró muy poco.

Scratchy calcula que los Mescaleros estaban encarando un rumbo hacia un rock más pesado:

-Las influencias de Joe eran tan amplias como los siete mares, pero él seguía siendo rockero y punk. Eso es lo que me gustaba de la última versión de los Mescaleros.

El anticipo del disco fue el single “Johnny Appleseed”. La letra de Joe se refería a la explotación laboral. E incluía un arreglo de 18 minutos de la canción folk tradicional “Minstrel boy” [El trovador], que en su versión vocal reforzaba la película La Caída del Halcón Negro [estrenada el 18 de diciembre de 2001].

Durante la visita a EE.UU. en abril de 2002, Joe cumplió un sueño importante: grabó con Johnny Cash en la casa de Rick Rubin. Durante la gira de de los Mescaleros por EE.UU. en 2002, Strummer y Cash hicieron un dueto de “Redemption song” de Bob Marley, que después apareció en Unearthed, una colección de Johnny con descartes y material grabado el año anterior. Rubin produjo la versión solista de Joe y la fascinante “Long shadow”, otra canción que no usó Cash, grabada en el garaje de Rubin. El Hombre de Negro concluyó:

-Joe era un tipo agradable; un buen tipo. Un buen músico.

El amor de Joe por la naturaleza se desarrolló al mudarse al campo y sus fogones en Glastonbury dieron frutos literalmente cuando se enganchó con Future Forests [Bosques del Futuro], cuya misión es proteger el clima de la Tierra plantando árboles. Joe fue uno de los primeros voceros del cambio climático, iniciando un bosque nuevo junto al lago Bracadale de la Isla de Skye [Escocia] para contrarrestrar el monóxido de carbono generado por la fabricación de sus discos y por sus giras. El proyecto continuó después de su muerte. Hacia septiembre de 2003, Future Forests calculaba casi 2.500 árboles en el Bosque de los Rebeldes, el bosque homenaje a Joe Strummer.

El 15 de noviembre de 2002, en el Centro Vecinal de Acton, fue leyenda para la historia de los Clash por ser la noche en que Strummer y Jones tocaron juntos en un escenario por primera vez en 19 años, a beneficio del Sindicato de Bomberos que estaba de paro.

-Estuvo bárbaro -opinó Mick-. Después, cuando le preguntaron qué sintió cuando subí yo al escenario, Joe dijo “¡Qué descarado!”. Pero estaba bromeando. Eso resultó ser nuestra última presentación, en vez de un evento de camisa y corbata. Me recordó uno de esos viejos recis en centros vecinales, con banderas de sindicatos y todo eso.

En diciembre, los Mescaleros comenzaron a trabajar en su tercer disco, en la residencia Rockfield de Monmouthshire (Gales). Como siempre, Joe trabajaba todas las noches, armando en el estudio un espacio tipo bunker para fumar faso y grabar voces.

El domingo 22 de diciembre, Joe estaba preparándose para Navidad con su familia. Tras sacar a caminar al perro, se sentó en su cocina y perdió el conocimiento. Cuando llegaron los paramédicos, se lo declaró muerto en el lugar. Al día siguiente, el forense de Somerset Oeste confirmó que Joe murió de un ataque cardiaco repentino, debido a una pared débil en su arteria coronaria. Podría haber pasado en cualquier momento.

Las palabras no pueden expresar la sensación de un bombardeo que entumece todo, mientras incontables recuerdos de Joe volvían como una inundación: desde cuando me envolvió en cinta aisladora para el estreno mundial de “London calling”, hasta uno de los shows en vivo más arrasadores que vi.

Capaz que estábamos todos tan conmocionados porque Joe logró evitar caer en adicciones, aunque en años recientes se había abrazado al éxtasis y el alcohol, que habitualmente enfatizaban sus sesiones de trasnoche en cualquier lugar que pintara. Muchos de nosotros creíamos que nos iba a pasar a nosotros.

-Un amigo de Lucinda me llamó a la tarde -recordaba Mick-. En esa época yo no conocía a esa persona. No sabía si era verdad, pero después descubrí que sí, bastante rápido… en un par de horas. Fue una conmoción terrible. Fui a la mañana siguiente porque toda la gente llamaba. Yo conocía a toda la gente de los Clash que era parte de la vida de Joe, así que fui a ayudar con las llamadas, que eran descomunales. Joe tenía amigos en muchos grupos de gente.

Primero, Mick contactó al resto de los integrantes de los Clash. El día que murió Joe, Topper estaba tocando en un pub de Dover [125 kilómetros al sudeste de Londres] llamado Dublin Castle, con una banda de blues local. Johnny Green, que vive en Whistable [50 kilómetros al norte de Dover], fue a ofrecer apoyo moral.

-Esa noche había estado bárbara -recordó-. Topper estuvo maravilloso tocando viejos temas de blues. Estábamos muy eufóricos porque Topper había tocado muy bien. Pero Mick llamaba y supe que algo había pasado por la manera en que Topper tiró el teléfono. Lo miré cuando estaba hablando por teléfono. Sus piernas cedieron hasta la alfombra. Supe que era Mick. De toda la gente que podría haber llamado, fue Mick el que pudo comunicarse. Nos sentamos tres horas a responder todas las llamadas. Los teléfonos estaban enloquecidos. Logré parar todas las llamadas de la prensa. Había una sensación profunda de entumecimiento. Topper había tenido un reci bárbaro y estaba re contento con él mismo… y después el mundo se volvió loco.

-Había mensajes de Mick diciendo que lo llamara urgente -me contó Topper al año siguiente-. Pensé “lo voy a llamar después del reci”. Hice un buen laburo. Mick simplemente me dijo “se murió Joe”. No lo podía creer. Me sentí horrible.

Topper, que por ese entonces aún trataba de sacarse de encima el peso de la heroína, añadió:

-Pensé que si alguien de los Clash tenía que morir, era yo. Hacía solamente un mes que había visto a Joe en el Shepherds Bush Empire. Fue una conmoción. Apenas si puedo creer que no esté, todavía.

-No lo podía aceptar -agregó Johnny-. Topper y yo nos miramos y dijimos “nos tendría que haber pasado a nosotros”.

Sentado en un pub de Notting Hill con Mick en 2003, me resultó bastante emotivo escucharlo hablar de la muerte de Joe y de la última vez que lo vio. Las diferencias del pasado hacía mucho que ya no estaban.

-En realidad lo vi el viernes antes de que muriera. Yo estaba en el primer piso del boliche Groucho y había como una ceremonia. Vino Keith Allen y me dijo “¿sabías que está Joe abajo?”. Bajé rápido y estaba justo ahí. Nos pasamos el resto de la noche hablando. Una conversación re linda sobre la vida y esas cosas.

-Aunque fueras un completo extraño y ni lo hubieras conocido, él te convertía en la persona más bienvenida en su fogón -dijo Roger Goodman-. Te conseguía una almohada y una sábana. Eso habla por sí mismo. No importaba si estaba inconsciente, nunca vi a Joe perder la paciencia.

Los homenajes siguieron llegando a raudales y estalló la deificación póstuma. 20 años después, el mundo sigue pareciendo un lugar más gris sin la enorme presencia de Joe despotricando, rockeando y flameando la bandera de los Clash como un impulso vivo y enérgico que amaba la vida, la música y la gente.

Streetcore, publicado póstumamente en 2003, fue el tercer disco incompleto de los Mescaleros, armado por Slattery y Shields. Con el visto bueno de Luce, la dupla usó las anotaciones de Joe sobre cómo quería que sonaran los temas y los terminaron correspondientemente, construyendo las canciones alrededor de su voz para producir su epitafio agridulce.

Era el repertorio más sólido desde los Clash, con temas propios potentes, como “Coma girl”, “Get down Moses” y “Ramshackle Day Parade”, inspirado en el 11 de Septiembre, además de las ahora insoportablemente conmovedoras “Long shadow” y “Redemption song” de las sesiones con Rubin.

“Long shadow” parece de Woody Guthrie o lo primero de Dylan. Joe suena al frente y está al mando como nunca antes, haciendo las paces consigo mismo y con su pasado, en lo que ahora se podría leer como sus últimas palabras al mundo:

“Y en algún lado de mi alma, siempre está el rock… ¡sí! “, termina diciendo, por si queda alguna duda.

Último tema de su disco Uprising, “Redemption song” fue la última canción del último repertorio que este periodista vio tocar a Bob Marley en el Crystal Palace Bowl británico en 1980. Apasionado y claro, Joe canta esta súplica conmovedora de liberación sobre una guitarra acústica. Su voz habla con una resonancia rica y frontal, llena de optimismo y seguridad.

En la tapa, Joe le dedica la canción a Beefheart. A él le encantó su espontaneidad lírica surrealista desde que escuchó Trout Mask Replica en 1969.

“Coma girl” fue el último single de los Mescaleros, un anticipo del disco que también abre el álbum. Joe suena lleno de vida y energía y canta sobre un festival, que debe haber sido Glastonbury.

Mi viejo amigo fallecido Jean Encoule, del sitio web punk Trakmarx, dijo que “Coma girl” era “el single más completo y emotivo a nombre de Joe desde ‘Trash City’. Encapsulaba todo a la perfección, con poesía y ternura, hablando de la evolución de los Mescaleros. Punk’n’roll pasando por (White man) in Hammersmith Palais. Nunca sonó tan seguro y confiado de sí mismo”.

Después de que falleciera Joe, los Clash tuvieron numerosas reediciones, incluyendo el monstruoso boxset Sound System [2013] y recientemente la expansión de Combat Rock [2022], pero aunque ahora Joe está sentado cerca de los íconos rebeldes perdidos como Lennon, Marley y Johnny Cash, sus actividades como solista parecen opacadas por los años, mientras que los Clash ascendieron al reino de los Beatles y los Stones, como las bandas británicas más veneradas de todos los tiempos.

El disco doble Joe Strummer 001 de 2018, relleno de material poco conocido, inició el copioso relanzamiento de su obra solista, con 32 temas que abarcaban a los 101’ers, los Mescaleros y lo más destacado de sus bandas sonoras, reforzado con demos inéditos como solista, descubiertos por Luce y el productor del compilado, Robert Gordon McHarg III, entre montañas de escritos y cintas almacenadas en silos y casillas del patio. Un archivo de más de 20.000 ítems.

Assembly de 2021, con comentarios escritos por un gran admirador, el hijo de Bob Dylan, Jakob, anunció un contrato con el sello resucitado de George Harrison, Dark Horse, dirigido por su hijo Dhani.

El compilado replicaba seis temas de 001, incluyendo “Love kills”, y servía de introducción redonda para apaciguar fanáticos acérrimos, con inéditos como el demo de “Junco partner”, “I fought the law” en vivo y una versión de “Rudie can’t fil” registrada en el Brixton Academy en noviembre de 2001. Más de 20 años después, es interesante escuchar los arreglos complejos de Jones recreados fielmente sin su presencia sutil, y los ritmos astutos de Topper Headon.

El resto surge del repertorio picante de los Mescaleros, incluyendo “Yalla yalla”, “Tony Adams”, “Forbidden city”, “Johnny Appleseed y “At the border, guy”.

El boxset Joe Strummer 002: The Mescaleros Years [2022], consta de cuatro CDs o siete vinilos y un montón de souvenires, para conmemorar lo que hubiera sido el cumpleaños 70 de Joe, con una remasterización de los tres discos de estudio de la banda, más el compilado Vibes Compass que reúne temas inéditos, desde demos viejos a descartes como “Secret agent man”. Todo confirma de manera brillante que con los Mescaleros, Joe había aterrizado en una segunda banda mágica.

-Joe Strummer entró en nuestras vidas igual que como se fue -resumió Geoff Martin del Sindicato de Bomberos en el libro La Última Noche que Ardió Londres, sobre el reci de Acton, publicado para recolectar más fondos-. Se paraba en defensa de los desamparados, en contra del sistema, con un fuego y una pasión que nunca le vi a nadie más, ni cerca.

Los casi increíbles 20 años que transcurrieron desde que nos dejó Joe, no hicieron nada para opacar su relevancia ni para que tratemos de imaginar cómo hubiera reaccionado él a la turbulencia global actual y a un Reino Unido hecho mierda políticamente. Te puedo garantizar que no hubiera sido con tranquilidad.

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