Entrevista con Kosmo Vinyl (2024)

El artista recuerda su trabajo con Ian Dury & The Blockheads y la amistad con Joe Strummer y los Clash.

Texto de Eleonora Bagarotti para Libertá (Italia) – febrero de 2024. Traducción, compaginación, aclaraciones: Lepo.

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Dos rasgos característicos llaman inmediatamente la atención sobre Kosmo Vinyl: el tono humilde y espontáneo con el que habla de su contribución a una parte de la historia del rock. Y la empatía, característica que tenía en común con su gran amigo Joe Strummer.

Kosmo fue autor, productor, “maestro de ceremonias” en la célebre gira de Stiff Records, consejero y sobre todo gran amigo de las bandas más importantes de los años ’70 y ’80: desde Ian Dury & The Blockheads hasta los Clash y los Jam.

Kosmo es un artista polifacético que se mudó de Londres a New York, donde ha vivido y trabajado durante muchos años, curando exposiciones, eventos culturales y música para bandas sonoras de películas de culto.

Desde el 10 de febrero y hasta el 10 de marzo expone, junto a su amigo el actor Matt Dillon, sus obras dedicadas al 60º aniversario de los Who, en la muestra “The Kids Are Alright” en el Palacio de los Príncipes de Correggio, en la provincia de Reggio Emilia [norte de Italia].

-Kosmo, mi primera pregunta es una confesión: he estado, y sigo estando, enamorada de Ian Dury, de su capacidad para transformar el dolor en arte.

-Ian era único. Nunca conocí a nadie remotamente como él. Tenía 20 años cuando lo conocí y él cambió por completo la perspectiva con la que miraba el mundo. Me animó a hablar de cosas que nunca había considerado. En 2013 trabajé en su primera exposición en el Instituto Real de Arte [RCA por sus siglas en inglés] de Londres y entendí lo completo que era él como artista, en pintura y música. Porque incluso como músico, su enfoque era el de un artista. Extraño sus momentos cuando escribíamos letras juntos y siempre me hacía sorprender o reír a carcajadas o ambas cosas al mismo tiempo.

-Vi muchos recitales de los Blockheads. Para mí están entre los mejores músicos en vivo y deberían ser mucho más elogiados que otros. El bajista, Norman Watt-Roy, es un ser casi sobrenatural.

-Los Blockheads eran esencialmente una unidad cuando Ian se sumó a ellos. Siempre estuvieron juntos: Norman [bajo], Micky [Gallagher, teclas] y Johnny [Turnbull, guitarra]. Charlie [Charles, batería] descansa en paz. Hay una química especial cuando tocan juntos, el uno para el otro, y eso llega a la gente. Como toda banda verdaderamente poderosa, y como un gran equipo, son la suma de muchas partes y expresan una magia indefinible. Ian dijo: “Nadie está en la misma sintonía que yo con los Blockheads porque para los demás es demasiado difícil”.

Kosmo con Ian Dury.

¿Qué recordás de la célebre gira de Stiff Records?

-Yo fui el locutor de la gira Greatest Stiff, pero me avisaron el día antes de la salida. Sabía que no tenía ninguna habilidad técnica particular para poder ser plomo, así que ni lo imaginé. Entonces me sentí muy feliz y emocionado de subirme al bondi de la gira. Pero la mayor sorpresa de todas fue darme cuenta de lo buenos que eran Ian Dury y su banda: desde la primera hasta la última noche, ¡fueron una revelación!

Cada vez que subían al escenario, primeros, segundos, terceros o últimos, se comían a todos los demás. “Sex & drugs & rock & roll” se convirtió en la banda sonora de la gira, con todos en el escenario para cantarla juntos al final de la velada. Fue algo inesperado y, precisamente por eso, inolvidable.

-Un buen día, empezás a trabajar con los Clash.

-Ya conocía a los Clash antes de empezar a trabajar con ellos. Era un gran admirador suyo. Sabía lo subestimados que estaban porque eran mucho mejores de lo que la gente pensaba. Al principio pensé que podía trabajar tanto para Ian como para los Clash, pero después de un tiempo me quedó claro que tenía que elegir y elegí los Clash. Ian no estaba contento con eso. No me arrepiento de esa decisión: sentí que podía contribuir a la carrera de los Clash y al mundo cultural en general trabajando con ellos. The Clash se convirtió en mi prioridad y todo lo demás, en mi vida privada y profesional, pasó a ser secundario. Éramos y seguimos estando muy unidos. La última vez que regresé a Londres fue un domingo: el lunes vi a Mick, el martes a Paul, el miércoles a Topper y a la fotógrafa Pennie Smith y el jueves volví a New York.

Kosmo Vinyl (centro) con los Clash en Estados Unidos. 1980.

-El fallecimiento repentino de Joe Strummer es un dolor que todavía palpita mucho. Era una persona muy empática. Lo recuerdo con sus nenas sentadas en los amplificadores mientras teloneaba a los Who con los Mescaleros [en 2000], divirtiéndose mucho. Se paró a hablar con todos, mirándote a los ojos para conocerte profundamente. Un hombre extraordinario.

-Todos los que conocieron a Joe lo extrañan. Pudo sacar lo mejor de cada uno, gracias a su compasión, atención y compromiso para hacer del mundo un lugar mejor. Realmente se preocupaba por los demás. Quiero señalar que no era nada ingenuo: tenía un conocimiento increíble de todo y entendía los problemas del mundo. Estaba profundamente convencido de que todos podían hacer algo para mejorar la vida de los demás. Amaba a los nenes. Siempre quiso tenerlos cerca tanto como fuera posible. Una vez me dijo: “La gente se pierde en giladas mientras los nenes corren en círculos”.

Estás exponiendo un cuadro para la exposición oficial que celebra el 60º aniversario de los Who en Correggio. ¿Qué inspiró esa pintura?

-Crecí en Londres Este. Los Who eran una de mis bandas favoritas. Cuando era niño, a mediados de los años ’60, la cultura mod me abrumaba. Los Who y los Small Faces formaban parte de eso, así que para mí eran más importantes que los Beatles y los Rolling Stones. Fui a todos sus recitales y Meaty Beaty Big and Bouncy para mí es el mejor disco de todos los tiempos.

Evidentemente los estudios artísticos de Pete Townshend influyeron en la música de los Who, y creo que también sus lecturas cultas, por lo que buscó las disonancias insertando la vanguardia en el rock.

Pete Townshend con los Clash. 1980.

El co-manager de los Who [Kit Lambert] también era un hombre culto y creo que Pete siempre ha sido un artista que fue más allá del concepto de rock, y todavía lo es.

En términos más generales, las comunidades de Londres finalmente se dividieron entre los mundos del arte y la música en 1964. Dos años más tarde, Andy Warhol estaba trabajando con Velvet Underground porque si querías llamar la atención del público joven, también tenías que encajar en el mundo de la música.

En cierto modo, creo que la movida musical en Inglaterra, al menos durante un tiempo, era equivalente al mundo del arte.

Para entender lo que significaba ser un pibe en 1976, no hay nada mejor que escuchar un disco de los Clash. Mucho más que mirar una pintura o una escultura de esa época.

Los Clash en 1976.

-Los Who estuvieron en el estadio Shea de New York. ¡Vos también estuviste ahí! ¿Fue cuando te diste cuenta de que esa ciudad se convertiría en tu nuevo hogar?

-La primera vez que visité la ciudad de New York fue en 1978 con Ian, pero estaba decidido a que no me encantara Estados Unidos y me convencí de que no. Alrededor de 1980 convencí a Ian para que volviera a NY mientras los Clash estaban ahí. Quería que los viera desde una nueva perspectiva. Pero Ian todavía estaba herido por mi elección y no sentía lo mismo. Mientras tanto, los Clash tocaron en el Shea con los Who y yo pasé mucho tiempo en New York. Me di cuenta de que quería quedarme ahí. La considero una nación en sí misma. Mi esposa y mis dos hijos nacieron acá y viví acá más años que en Londres.

-Elegiste la música para la banda sonora de la película Drugstore Cowboy [1989] y te hiciste muy amigo de Matt Dillon. ¿Te gustó esa experiencia?

-Conocí a Matt Dillon en [el programa de tele] Saturday Night Live con los Clash en 1982 y seguimos siendo amigos. Cuando me mudé por primera vez a New York, me cedió una habitación en su departamento. Le hice escuchar mucha música. Siempre le gustó mucho y por eso, mientras filmaba Drugstore Cowboy [titulada Drogas, amor y muerte en Argentina], me pidió que me encargara de las canciones de la película.

Los casetes que hice para él se reprodujeron continuamente en el set y estoy muy orgulloso de haber contribuido a esa película de Gus Van Sant.

Después le sugerí a Matt la música para usar en la película en la que debutaba como director: City of Ghosts [La ciudad de las sombras, 2002].

-¿Kosmo Vinyl todavía tiene algún sueño en mente?

-No es un sueño, sino una esperanza: nunca me he vuelto cínico y quiero seguir cultivando mis intereses para seguir resultándole interesante a ustedes. En mi sitio web hablo de mí, aunque tengo que disculparme: me defino como artista, pero más que nada trato de compartir con los demás las cosas hermosas que sé sobre la vida.

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